Fósil muestra que depredadores antiguos tenían una visión más aguda que los insectos modernos
En mayo pasado se dio a conocer el descubrimiento de fósiles de anomalocáridos, un monstruo marino invertebrado de un metro de largo considerado el mayor depredador del Cámbrico, en el sureste de Marruecos. Ahora fósiles de ojos de esta criatura prehistórica han sido hallados en la isla del Canguro, en el sur de Australia.
El descubrimiento, relatado en Nature, sugiere que estos gigantes (su cuerpo era blando, con dos garras frontales y una boca circular con dientes afilados) tenían una visión muy aguda, que incluso supera a la de la mayoría de los insectos y crustáceos actuales.
Los Anomalocaris dominaron los ecosistemas marinos hace más de 500 millones de años. El análisis de sus ojos muestra con detalles un sorprendente diseño óptico que les permitía una visión excelente para estar en la cúspide de la cadena alimenticia.
Cada ojo tiene hasta 3 cm de largo y contiene más de 16,000 lentes. El número de lentes y otros aspectos de su diseño óptico sugieren que veían su mundo con una claridad excepcional mientras cazaban en el agua. Sólo unos pocos artrópodos, como las libélulas modernas, tienen una resolución similar.
Sus ojos también confirman que es un pariente de los artrópodos, y que este tipo de órgano para la visión apareció muy pronto en la evolución de éstos, antes que otras estructuras que los caracterizan como un exoesqueleto duro y las patas para caminar.