Un estudio plantea el cómo para diversas especies de animales e insectos, el aroma posee el expediente sexual de la pareja ¿te imaginas qué pasaría en el hombre?
Los machos de algunas especies son capaces de dilucidar si una hembra es virgen e incluso saber cuántas parejas anteriores ha tenido, eso lo logran sin un solo índice de agresión, sólo necesitan oler a la hembra, según se desprende de una investigación que publica la revista Biological Reviews.
Este modo de actuar ha sido comprobado en varias especies, como los lemmings, una variedad de ratón que puede encontrarse en México (Microtus pennsylvanicus), lagartijas, escarabajos, arañas y abejas. Y sólo ahora los científicos comienzan a entender cuán importante es el sentido del olfato en el cortejo animal.
La investigadora Melissa Thomas Crawley, de la Universidad de Western Australia, autora de la investigación, asevera que hay muy pocos estudios acerca del papel del aroma en el comportamiento sexual y la mayoría se han hecho a insectos.
Los lemmings marrones (Lemmus sibiricus) prefieren el olor de una hembra virgen al de otra que acaba de copular. Todo indica que el olor de la hembra en uno y otro caso es distinto, porque produce sustancias químicas diferentes.
El mundo de los insectos está permeado por el aroma del sexo. Cuando una especie de mosca (Agromysa frontella) ya no es virgen, baja la producción de una sustancia química que determina el olor (3.7 dymenthylnonadecane).
Tres formas de comunicar su estatus sexual (según la investigadora)
- Luego de encontrar un macho, la hembra puede repeler otras potenciales parejas.
- Luego de la cópula, las hembras suelen dejar de producir feromonas, sustancias químicas que atraen a los machos. Esto ocurre en el caso de una polilla (Lymantria dispar) y permite a la hembra moverse sin ser molestada por otros machos.
- Los machos pueden transferir sustancias químicas a las hembras durante la cópula, frotándolas con ‘perfumes’ que espantan rivales.
Cuando la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) copula, el macho transfiere a la hembra a través del contacto una sustancia llamada 7-tricoseno.
En otras especies, la transferencia es mucho más íntima. En el caso de algunas polillas y mariposas, por ejemplo, algunas sustancias en el semen del macho bloquean la producción de feromonas en la hembra.
Y en una especie de abeja (Osmia rufa) el macho frota la hembra luego de copular, cubriendo sus alas con una sustancia que indica que ya no se trata de una virgen.
¿Por qué la naturaleza ha evolucionado de ese modo?
En los animales monógamos, que tienen sólo una pareja a la vez, el lenguaje de las feromonas ayuda a ambos sexos.
Los machos no deben perder tiempo al buscar hembras no receptivas y las hembras no son perseguidas por más de un macho a la vez.
En el caso de hembras con múltiples parejas, encontrar una virgen representa grandes beneficios para el macho, pues su semen no deberá competir con el de otros rivales.
Para algunas hembras los cambios suelen ser permanentes, con una caída en la producción de feromonas que nunca vuelve a su nivel anterior.
El poder del olfato es extraordinario en el caso de roedores como el Microtus pennsylvanicus. No sólo pueden determinar si la hembra es virgen sino, al oler la presencia de otros machos, con cuántas parejas ha copulado.
Se trata de un ejemplo extremo, pero todo indica que el aroma es un componente esencial del complejo juego sexual ¿Qué pasaría si el hombre pudiera tener esta facultad olfativa?

