Grandes troncos o pequeñas islas flotantes arrastradas por fuertes ciclones habrían llevado a los primeros colonizadores
A finales del Cretácico (hace 65 millones de años) se produjo una extinción masiva en el planeta, que llevó a la desaparición de los dinosaurios. De las especies de vertebrados que entonces vivían en Madagascar, sólo dos grupos sobrevivieron: tortugas de agua dulce y las iguanas. El resto de la fauna que hoy habita la isla llegó cruzando el océano en varios periodos, después de la separación del supercontinente Gondwana.
“El origen de la mayor parte de los grupos malgaches es relativamente reciente, hablando en términos geológicos, y colonizaron la isla por dispersión oceánica, sobre todo desde África. Lo más probable es que fuertes ciclones arrastraran hasta tierra firme grandes troncos o pequeñas islas flotantes de vegetación con los que serían los primeros colonizadores”, explica David Vieites, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de España y quien participó en un estudio internacional.
La isla de Madagascar se separó del continente africano hace unos 130 millones de años, y de la India hace entre 65 y 80 millones de años. “Gran parte de las colonizaciones más antiguas se produjeron desde Asia y África, si bien las más recientes, que ocurrieron en los últimos 30 millones de años, son todas de origen africano. Uno de los factores que pudieron influir en este hecho es la proximidad, pues a pesar de haberse separado antes, Madagascar permaneció relativamente cerca de África, mientras India se alejaba con rapidez, y cuyo choque con Asia formó la cordillera del Himalaya”, añade Vieites, del Consejo Superior de Investigación Científica.
En un estudio que publica Proceedings of The National Academy of Science (PNAS), investigadores reconstruyeron la historia de colonización de Madagascar mediante la secuenciación de genes nucleares de los principales grupos de vertebrados de la isla y de las especies más próximas de África, Asia y Sudamérica. Para datar los periodos de divergencia, aplicaron el llamado ‘reloj molecular’, que estima el tiempo evolutivo a partir del número de diferencias entre dos secuencias de ADN.
Así, la conclusión fue que los colonizadores tuvieron que desplazarse “necesariamente” atravesando el océano. El Canal de Mozambique que separa Madagascar de África tiene una profundidad de casi 3,000 metros, demasiados para que una bajada del nivel del mar hubiera permitido la dispersión por tierra. La existencia de selvas húmedas en la isla permitió que los grupos adaptados a ese hábitat se diversificaran hasta convertir Madagascar en uno de los principales puntos de biodiversidad mundial, con fauna y vegetación únicas, tanto por su elevado número de especies endémicas como por su gran biodiversidad.
Sin embargo, esta riqueza podría estar en riesgo. “Los humanos llevamos tan sólo 2,000 años en la isla y ya ha desaparecido el 90% de la superficie original de sus hábitats naturales. Es necesario parar la destrucción de la selva y gestionarla para que no se pierda esta diversidad”, puntualiza el investigador.