Finalmente se descubre por qué rocas de hasta 320kg se mueven, dejando rastros en el suelo que pueden extenderse por cientos de kilómetros
Las piedras deslizantes de Racetrack Playa, en el Valle de la Muerte, California, han representado un misterio para la ciencia desde 1940. Sin intervención humana, rocas pesando hasta 320kg se mueven, dejando rastros en el suelo que pueden extenderse por cientos de metros. ¿Qué fuerza tan poderosa podría empujarlas? Por primera vez, se observa el proceso en acción.
Un equipo de investigadores, liderado por Richard Norris del Instituto Scripps de Oceanografía, informa acerca del fenómeno que presenció de primera mano en la revista científica PLOS ONE.
Debido a que las piedras pueden permanecer inmóviles durante más de una década, los investigadores no esperaban ver el movimiento en persona. Decidieron monitorear las rocas a distancia mediante una estación meteorológica de alta resolución y unidades GPS colocadas sobre 15 rocas.
(El Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos no permitío que se utilizaran piedras originales para el estudio, por lo que se emplearon unas similares de una fuente externa.)
Dos años después, en diciembre 2013, Norris y sus colegas visitaron el Valle de la Muerte y descubrieron que estaba inundado bajo siete centímetros de agua. Al poco tiempo las rocas comenzaron a moverse, revelando su secreto.
Una extraña combinación de eventos es responsable del curioso fenómeno. Primero, el valle debe inundarse con agua lo suficientemente profunda para formar hielo flotante, pero sin cubrir las rocas. Conforme descienden las temperaturas nocturnas, el estanque se congela formando láminas delgadas de hielo. En los días soleados, estas láminas comienzan a derretirse y romperse en grandes bloques, que los vientos pueden impulsar fácilmente, empujando las piedras frente a ellos y dejando rastros en el barro bajo la superficie.
Estas observaciones contradicen teorías anteriores que habían propuesto a los vientos huracanados, los remolinos de polvo y otros sucesos como responsables de las piedras móviles. En realidad, las rocas se muevenn bajo vientos suaves de unos 3 a 5 metros por segundo y fueron impulsadas por hielo de menos de 5.3 milímetros de espesor. Además, se movieron únicamente 2 a 6 metros por minuto, una velocidad casi imperceptible. “Es posible que los turistas hayan visto que esto ocurra, sin darse cuenta, ” dijo Norris.

