Para miles de turistas que visitaron en 2018 el estado de Quintana Roo, en el sureste mexicano su experiencia resultó verdaderamente inolvidable debido a su experiencia con el sargazo. Malas noticias de nuevo, el Laboratorio de Oceanografía Óptica de la Universidad del Sur de la Florida, informó de la llegada de esta alga para finales de abril de 2019. Texto por Daniel de la Torre
Experiencia sargazo 2018
En lugar del paraíso de arena blanca y el mar turquesa descrito en los folletos, al salir de sus hoteles se toparon con una extensa y pestilente alfombra de algas color marrón conocidas como sargazos, que cubría tanto la playa como el mar. Ahora sabemos que se trata de una invasión que comenzó calladamente hace siete años y que ese verano se adueñó despiadadamente, no sólo de la costa mexicana, sino de la mayoría de las playas del Caribe.
Según datos reportados por la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo (SEMA), entre el 19 de junio y el 29 de julio de ese año:
- Los servicios de limpieza recogieron más de 106 mil metros cúbicos de sargazo en 41 playas de seis municipios: Cancún, Puerto Morelos, Solidaridad, Cozumel, Tulum y Othón P. Blanco.
Investigadores y académicos de toda la cuenca caribeña trabajaron en descifrar qué provoca este fenómeno y hasta ahora están seguros solamente de dos cosas: que la plaga de la “marea café” ha llegado a las playas para quedarse y hasta el momento nadie sabe a ciencia cierta la razón de lo que está pasando en esas zonas.
Fenómeno con mal olor
La pésima vista de estas algas descomponiéndose bajo los rayos del Sol y el fuerte olor a huevo podrido amenazó a casi 10 millones de visitantes, lo que representó casi ocho millones de pesos para la economía local.
En una guerra declarada, la primera línea de defensa estuvo compuesta por el personal de los hoteles, equipos de limpieza municipales, voluntarios y hasta los borrachines, que en vez de pasar su arresto en una celda conmutan el castigo por un día de palear que comenzó calladamente hace siete años y que este verano se sargazo. Con gigantesco esfuerzo, cada día este ejército de limpieza logra recuperar las playas.
Un mar sin playas
El sargazo es un viejo conocido, se trata del una macroalga que pasa toda su vida flotando en la superficie, formando extensos “tapetes” vegetales. Dos especies de estas algas (Sargassum natans y Sargassum fluitans) presentan una curiosa adaptación:
- Una serie de vejigas esféricas llenas de aire que les permiten llevar su ciclo de vida sobre el mar.
Los primeros relatos sobre estas plantas provienen de Cristóbal Colón, quien en su viaje de descubrimiento (1492) se topó con ellas. En su diario describe una gran superficie del océano cubierta de pequeñas ‘uvas’ amarillas que más tarde los marinos llamaron el Mar de los Sargazos (sargazo viene de la palabra portuguesa con la que se designa la uva).
Delimitación
Obviamente no hablamos de un mar como tal, sino de una región del Atlántico que ocupa una superficie aproximada de más de tres millones de kilómetros cuadrados. Lo que delimita no son playas, sino cuatro corrientes marinas que lo circundan (las corrientes del Golfo, Atlántico Norte, de las Canarias y la Norecuatorial). Estas grandes masas de agua fluyen en el sentido de las agujas del reloj, formando un gigantesco vórtice (llamado “Giro”) que reúne y atrapa algas flotantes en la mansa calma de su centro.
El conocido como Mar de los Sargazos es una parte fundamental del ecosistema marino. Pongámoslo de este modo: si el océano fuera un desierto, los sargazos serían un oasis. Estos parches de vegetación funcionan como islas vivientes que dan alimento y hospedaje a una gran variedad de organismos. De acuerdo con Howard Roe, profesor emérito de la Universidad of Southampton (Inglaterra) y miembro de la Sargasso Sea Commission, se trata una comunidad rica y diversa que incluye 10 especies animales endémicas, 145 de invertebrados y 127 de peces.
Las masas vegetales actúan como ‘guarderías’ para una gran variedad de tortugas jóvenes y aves marinas, así como la única área conocida de desove de anguilas. Especies como atunes, tortugas, rayas y pez espada, al migrar a través del Atlántico cruzan el Mar de los Sargazos, lo que lo convierte en una verdadera encrucijada ecológica que vincula África, América, el Caribe y Europa.
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La marea marrón
La relación entre el ser humano y estas algas había sido por demás cordial. Pastoreadas por las corrientes marinas, las masas de sargazo se concentraban dentro del Giro del Atlántico donde vivían una apacible existencia interrumpida, de manera ocasional, por pequeños cambios en las corrientes que permitían escapar un poco de algas y las empujaban a las costas del Golfo de México o el Caribe.
Sin embargo, en el verano de 2011, algo cambió. De pronto, cantidades masivas de sargazo comenzaron a aparecer en las playas de algunas islas del Caribe y el oeste de África, causando problemas en los desarrollos turísticos y las actividades pesqueras.
“Fue un completo shock y nadie tenía idea de qué hacer con él”, declaró en su momento
Hazel Oxenford, una experta en biología y gestión pesquera de la Universidad de las Indias Occidentales, en Barbados. Para muchos fue tan sólo un fenómeno pasajero y pensaron que no se repetiría. No obstante, el sargazo no cedió y cuatro años después dejó ver en claro que las cosas no habrían de cambiar.
Presupuesto conta el sargazo
En 2015, el problema creció, cuando cantidades sin precedentes de algas arribaron a las costas del Caribe. Dada la emergencia, se hicieron enormes esfuerzos para proteger el atractivo más importante de la península de Yucatán. El Gobierno mexicano asignó un presupuesto de nueve millones de pesos para remover el material de las playas y se desplegó a la Armada de México para que sus oceanógrafos ubicaran la fuente del sargazo.
“Esto fue un problema enorme para la economía y la industria turística en México”, explica Brigitta I. van Tussenbroek, especialista del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
A finales de año, la plaga desapareció de las playas y en los dos años siguientes la presencia del alga disminuyó considerablemente, por lo que, tanto la gente como el gobierno pensaron que la contingencia había pasado. Las máquinas usadas para extraerlas y los estudios realizados cayeron en el olvido, pese a las advertencias de científicos como la doctora Tussenbroek, pues opinaban que estas arribazones (llegada de macroalgas a las playas) era algo que apenas comenzaba.
El 2018 confirmó el diagnóstico de los científicos, y en junio imágenes satelitales del laboratorio de oceanografía óptica de la Universidad del Sur de Florida detectaron en el Caribe más de 2,500 kilómetros cuadrados de sargazos, tres veces el volumen registrado en 2015.
Para agosto, todas las mañanas una densa alfombra marrón cubrió las principales playas del Caribe, hasta 60 centímetros de alto, de materia vegetal.
¿De dónde proviene el sargazo?
Nadie tiene una respuesta definitiva, empero, con el trabajo de los grupos de investigación repartido por toda la región, algunas pistas comienzan a aclararse.
Siguiendo pistas
Brigitta I. van Tussenbroek es una investigadora holandesa que trabaja desde 1990 en el laboratorio de pastos marinos en la Unidad Académica Sistemas Arrecifales (UASA), de Puerto Morelos, en Quintana Roo. Debido a su especialidad, su presencia se ha hecho frecuente en los medios para hablar sobre la emergencia ecológica.
Ella explica que en la búsqueda apareció una pista cuando se analizaron diversas muestras. Históricamente, las algas que llegaban a las playas del Caribe y el Golfo eran las especies Sargassum natans y Sargassum fluitans morfotipo II. Pero en 2015 una nueva variante apareció, la Sargassum fluitans morfotipo VIII, que no corresponde a los morfotipos (grupos de organismos con características morfológicas comunes) provenientes del Mar de los Sargazos. Lo que hizo pensar a los científicos que las algas podrían originarse en un lugar distinto.
No viene de las bermudas
Desde Estados Unidos un dato más se descubrió gracias a James Franks, biólogo marino de la Universidad del Sur del Misisipi. Él ha estado buscando el punto de origen de estas algas, y para ello desarrolló un estudio que recrea la ruta que siguió el sargazo antes de invadir las playas de las islas caribeñas en 2011. Como primer paso compiló los registros de todos los lugares donde la alga arribó. Después, utilizando datos sobre las corrientes superficiales, él y sus colegas calcularon la fuente más probable. Al final encontraron que dicha materia no provenía de las Bermudas.
“En todos los casos el rastro señalaba una región frente a Brasil y ninguna de las trayectorias implicaba el Mar de los Sargazos”, declaró a la revista Science.
Por su parte, Van Tussenbroek señala que investigaciones con imágenes satelitales han descubierto una acumulación nueva de sargazo en un punto entre Brasil y África, donde existe otro Giro, pero mucho más débil que el del Mar de los Sargazos. Sin embargo, no se sabe qué llevó a estas plantas hasta allí.
Mala combinación
Para Francisco Arreguín Sánchez, profesor investigador del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la reciente llegada de sargazo en playas del Caribe necesariamente implica el fenómeno de cambio climático a escala global.
De acuerdo con el investigador, cambios en la presión atmosférica en la parte norte del océano Atlántico (la Oscilación del Atlántico Norte) debilitan la corriente del Atlántico Norte y fortalecen el giro subtropical del Atlántico (donde se encuentra el Mar de los Sargazos). “Este fenómeno atmosférico aminora los vientos alisios que soplan desde África hacia el Atlántico, lo que combinado con el incremento en la intensidad del giro, permite desprendimientos de sargazo”.
El giro empuja a las algas flotantes a lo largo del litoral de África, para luego regresarlas en dirección a América, y por la corriente de Yucatán hasta Quintana Roo”, puntualiza.
Arreguín considera que además de los cambios en las corrientes, otros factores relevantes para la extraordinaria proliferación del sargazo son la temperatura del agua y contaminación. “Durante su viaje, el sargazo se ve favorecido por las cálidas aguas del ecuador y por los nutrientes que aportan en su desembocadura los ríos Níger y Congo en África, así como el Amazonas, frente a Brasil”.
Esta idea es compartida por Van Tussenbroek, cuando señaló en un artículo publicado por la Gaceta Digital UNAM, que las aguas entre África y Brasil están en una región más cálida y gracias al aporte de grandes ríos como el Amazonas, el Orinoco y el Congo hay una mayor cantidad de nitrógeno, hierro y fósforo, alimento para las algas.
Demasiado de algo bueno
En pequeñas cantidades, como las que históricamente llegaban a las costas de México y las islas del Caribe, el sargazo es incluso benéfico para las playas, pues aporta materia orgánica que ayuda a dar consistencia a las dunas. Los pequeños peces y crustáceos que lo habitan y alcanzan a llegar a la orilla sirven de alimento a las aves y a otros crustáceos más grandes.
Asimismo, las actuales cantidades que se depositan sobre la arena o que flotan en la costa generan inmensos problemas, la mayoría mucho más complejos que la simple apariencia de las costas o el pésimo olor, porque es una situación que puede alterar severamente el ecosistema y causar un desastre ecológico de grandes dimensiones si no se toman pronto medidas adecuadas de mitigación.
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El sargazo y sus consecuencias
Por ejemplo, los grandes montículos que se acumulan en la playa generan una barrera, la cual impide a las tortugas salir del mar y desovar en la arena, pues literalmente se quedan atrapadas en la maraña vegetal. De la misma manera, las crías recién salidas del cascarón son demasiado pequeñas para alcanzar el mar y mueren entre las algas.
Por su parte, el sargazo masivo que flota amontonado en el agua de la costa genera una acumulación de materia orgánica y bacterias con alta demanda de oxígeno, que, sumado a la falta de luz, termina por matar toda la vida del fondo incluyendo los pastos marinos.
- Debido a esta alga el agua se vuelve más turbia perdiendo el característico azul turquesa.
- La mayor parte de las cuadrillas palea o rastrilla el sargazo y esto provoca que, junto con el alga, también se levante algo de arena, con lo que se erosiona la playa.
- El paso constante de camiones y maquinaria amenaza con aplastar los nidos de tortuga escondidos bajo la arena.
Texto por Daniel de la Torre / Artículo Revista Muy Interesante No.10 edición 2018
2019: de regreso a Quinta Roo
Los expertos coinciden en que la aparición del sargazo en las playas ya no es un fenómeno atípico. Por el contrario, ésta habrá de ser, de ahora en adelante, la nueva realidad para los litorales y costas del mar Caribe.
En las próximas horas del 29 de abril la Red de Monitoreo del Sargazo Cancún informó que según imágenes de satélite compartidas por el Laboratorio de Oceanografía Óptica de la Universidad del Sur de la Florida, el alga llegará en un lapso de 24 a 48 horas.
Es decir, llegaría entre el jueves y el sábado.
Zonas afectadas
La costa de Quintana Roo, desde el norte y hasta la reserva de la Biósfera de Sian-Ka’an, en el municipio de Felipe Carrillo Puerto y Tulum.
Los especialistas esperan que esta alga siga llegando a las costas de Quintana Roo hasta junio de este año.
El color azul representa el sargazo que se aproxima, mientras que el color verde, amarillo y rojo, es el que se encuentra acumulado en la línea de la costa, y finalmente el negro, la cobertura del tope de nubes.
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