¿Por qué al convivir con los humanos algunos animales adquieren ciertas características morfológicas, fisiológicas y de comportamiento?
Uno de los misterios más grandes de la genética es el llamado “síndrome de la domesticación”, es decir, el proceso mediante el cual una especie adquiere ciertas características morfológicas, fisiológicas y de comportamiento como resultado de una interacción prolongada con el ser humano. Finalmente, una nueva hipótesis podría ofrecer una explicación al milenario fenómeno.
Hace más de 140 años, Charles Darwin notó al comparar a los mamíferos domesticados con sus parientes salvajes que no sólo eran más dóciles, sino que presentaban rasgos como orejas caídas, parches de piel blanca, caras juveniles y mandíbulas más pequeñas. Pese a sus observaciones, la razón detrás de este patrón ha sido difícil de determinar. (Descubre el origen de los perros).
Los investigadores Adam Wilkins, de la Universidad Humboldt en Berlín, Richard Wrangham, de la Universidad de Harvard, y Tecumseh Fitch, de la Universidad de Viena, proponen que estos rasgos tan distintos surgen a partir de un grupo de células madre embrionarias denominado cresta neural.
La cresta neural es una estructura que se forma cerca de la médula espinal de los embriones de los vertebrados. Conforme se desarrolla el embrión, las células migran a distintas partes de cuerpo, dando lugar a diferentes tejidos incluyendo partes del cráneo, mandíbulas, dientes y orejas, así como como las glándulas suprarrenales que controlan la reacción de “lucha o huida”.
De acuerdo con los científicos, los mamíferos domesticados podrían presentar problemas en el desarrollo de la cresta neural. Es posible que al criar estos animales, los humanos hayan inadvertidamente seleccionado aquellos con deficiencias en la cresta neural, resultando en glándulas suprarrenales más pequeñas y un comportamiento menos temeroso y más dócil.
Entre otros efectos, una cresta neural deficiente puede causar despigmentación en algunas áreas de la piel, malformaciones en el cartílago de la oreja, anomalías dentales y cambios en la mandíbula. Todas estas manifestaciones se observan en el síndrome de la domesticación. (Conoce cómo se domesticaron los gatos).
Sin la domesticación, las sociedades humanas no habrían prosperado de la misma manera. La nueva teoría, publicada en la revista científica Genetics, nos acerca a entender este proceso fundamental en la evolución social.