El punto exacto donde caerá UARS sólo se sabrá dos horas antes; video muestra cómo será la caída
Aunque hace unas dos décadas la NASA y la agencia espacial rusa no siempre se aseguraban de que los satélites o las estaciones espaciales no significaran un problema en caso de caer o ingresar a la Tierra, en la actualidad los artefactos que son puestos en órbita están diseñados para que, al terminar su vida útil, se desintegren en su reentrada en la atmósfera o tengan el suficiente combustible para ser dirigidos al océano.
En el caso de la estructura artificial más grande que hoy día orbita la Tierra, la Estación Espacial Internacional, la NASA tiene un plan para ‘bajarla’ de manera segura después de 2020. Pero haciendo un poco de historia, la estación espacial rusa Salyut 7, la última de esa serie, cayó sobre territorio argentino en una accidentada trayectoria el 9 de febrero de 1991. Lanzada el 2 de abril de 1982, orbitó la Tierra nueve años, tres más de lo previsto. Medía 14 metros y pesaba 80 toneladas. Estaba destinada a caer en el Pacífico sur, pero los controladores rusos tuvieron problemas y los restos se dispersaron en una extensa área del centro de Argentina, sobre todo en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos.
En 2001 su sucesora, la estación MIR, cayó en el océano Pacífico, en una reentrada controlada. El caso más espectacular fue Skylab, la antigua estación espacial de E.U. cuya inminente ‘desaparición’ hace tres décadas alarmó a la gente alrededor del mundo, que no sabía dónde podría impactar. Al final terminó en el océano Índico sin causar daños.
Aquel laboratorio espacial pesaba 77 toneladas y, el 11 de julio de 1979, luego de permanecer en el espacio seris años, se desintegró sobre el Índico sembrando de fragmentos metálicos una franja de 6,000 kilómetros de largo y 200 de ancho, desde Cabo de Buena Esperanza hasta el continente australiano.
Por otra parte, el Cosmos 954 fue un satélite espía ruso que pesaba cinco toneladas y llevaba en su interior un pequeño reactor atómico y 50 kilos de uranio enriquecido 235. Fue lanzado en septiembre de 1977 para seguir los movimientos de los submarinos nucleares estadounidenses. Sin embargo, sufrió una falla en sus motores y, en lugar de elevarse a órbitas superiores, comenzó a bajar hacia la atmósfera. Finalmente el 24 de enero de 1978 entró sobre Canadá, en la zona entre la isla de la Reina Carlota, en la costa noroeste, hasta el lago Great Slave, un área poco poblada. La situación se mantuvo en secreto para evitar un pánico mundial. Luego se informaría que no se encontraron rastros de contaminación.
En 1964, un satélite estadounidense, con uranio 238, cayó cerca de la costa de Madagascar, y en 1970, cuando la fallida misión del Apolo XIII volvió a la Tierra, los astronautas se deshicieron del módulo lunar donde iba un generador atómico alimentado por plutonio. El aparato cayó en la costa de California y fue recuperado por hombres-rana, sin que se detectaran fugas radiactivas.
Así caerá el satélite UARS
En este momento el satélite de investigación UARS, lanzado hace 20 años, se precipita hacia la Tierra sin control. El punto exacto no podrá precisarse, según la NASA, sino dos horas antes. De acuerdo con los cálculos, al entrar en la atmósfera se desintegrará en unos 150 trozos metálicos y, aunque la mayoría arderán como fuegos artificiales, 26 de los más pesados (10% de la masa del satélite) impactarán contra la Tierra. En total, se calcula que caerán restos de 545 kilos y que los pedazos mayores serán de titanio, acero inoxidable o berilio. UARS mide 10.7 metros de largo por 4.6 de diámetro. El trozo más grande pesa 136 kilos y los fragmentos podrían dispersarse en un área de 800 kilómetros de largo.

