Además del lavado de manos como una forma de protegerse del coronavirus (COVID-19), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y la OMS recomiendan evitar tocarse la cara.
Los humanos tenemos éste hábito bastante inusual que no compartimos con muchos otros animales y, desafortunadamente, nos hace particularmente susceptibles durante ciertos brotes de enfermedades.
“Es uno de los hábitos más comunes que existen literalmente para cualquier humano”, dijo el psicólogo Kevin Chapman, fundador y director del Centro de Ansiedad y Trastornos Relacionados de Kentucky.
Agregó: “A las personas se les enseña a tocarse la cara con frecuencia, ya sea al maquillarse, cepillarse los dientes y usar hilo dental o al peinarse. Estas rutinas se trasladan a métodos menos intencionales de tocarse la cara, como frotarse los ojos en una tienda de comestibles llena de gérmenes”.
Asimismo, las infecciones transmisibles como el coronavirus se propagan a través de gotas movilizadas cuando una persona tose, estornuda o ríe.
Estos organismos caen sobre superficies en el área de la persona infectada y la siguiente persona que toca la superficie, como un botón de elevador, por ejemplo.

5 CONSEJOS PARA PREVENIR CONTAGIO POR CORONAVIRUS
¿Por qué es tan difícil de parar?
Tocarse la cara nos recompensa aliviando molestias momentáneas como picazón y tensión muscular. Estas molestias generalmente pasan en un minuto, pero el acto proporciona un alivio inmediato que lo convierte en una respuesta habitual que resiste el cambio.
Es por eso que los funcionarios de salud de cualquier país recomienda lavarse las manos con frecuencia y eviten tocarse la cara.
Es una forma simple de protegernos de la infección, pero los consejos pueden ser difíciles de seguir. Entonces, ¿cómo romper con un hábito que no hacemos conscientemente?
Conoce tus desencadenantes
De acuerdo con Brian Anderson, profesor asistente en el departamento de psicología y ciencias del cerebro del Texas A&M University, el fenómeno es un hábito no consciente en el sistema oculomotor, algo en lo que las personas no necesariamente piensan hasta que miran un objeto.
La clave es entender que no es algo que sucede al azar.
“Por tocarte la cara, tiendes a hacerlo cuando estás en ciertas situaciones o te sientes de cierta manera”, dice Anderson. “Entonces, si te sientes aburrido, si te sientes muy empático en el contexto de una conversación, puedes inclinarte hacia adelante y poner tu mano en la barbilla. El primer paso para alguien que intenta superar un hábito es elevar su conciencia”.
Para comenzar, las personas deben tratar de identificar los tipos de situaciones o experiencias que los motivan a tocarse la cara.
Las personas se frotan los ojos cuando están cansadas, por ejemplo, o descansan la barbilla en sus manos durante las reuniones o conferencias.
“Ensayando conscientemente, ‘OK, no lo hagas’, estás pensando activamente en ello y monitoreando tu comportamiento. Eso solo funciona cuando se dedican recursos conscientes a hacerlo”.
Antes de hacerlo piensa: “La higiene de las manos evita que contraigas enfermedades”.

Cambia tus hábitos y sé paciente
Primero lo primero, si las personas realmente quieren frenar el contacto con la cara, necesitan desarrollar nuevos hábitos, expresa Anderson.
Para hacer tu vida lo más fácil posible, quieres que ese hábito sea algo similar, pero más seguro. Entonces, si te frotas constantemente los ojos, tal vez lo mejor es que lleves un pañuelo limpio para hacerlo, con la condición de lavarlo al final del día.
Las personas también pueden descansar los lados de sus cabezas contra sus dedos en lugar de poner la barbilla en sus manos. Sus manos aún estarían en contacto cercano, pero no estarían cerca de una membrana mucosa.
Puedes volver a entrenar nuevos hábitos.
Intenta lograr que esos nuevos hábitos sean al menos similares a los viejos para que puedan cumplir el mismo impulso básico.
Sabemos que un nuevo hábito no se vuelve automático a corto plazo. Sin embargo, es necesario acumular mucha experiencia para que sea automático.
“Probablemente lo tengas que hacer cientos de veces. Dentro de dos o tres semanas, con suerte comenzarás a sentir un cambio hacia tu nuevo hábito.”
Hasta entonces, te aconsejamos practicar una buena higiene de manos y limpiar las superficies compartidas.
Lavarse las manos parece muy simple, pero esa será la mejor manera de prevenir la propagación de cualquiera de estas infecciones.
Consejo extra
Si sientes que es algo complicado puedes comenzar colocando un post it en alguna área de tu cara o en algún espacio por el que pases todos los días y te lo recuerde. A continuación te compartimos un video con la idea.
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