Nos afecta más un suceso aparentemente inofensivo, que una ofensa mayor
¿Por qué nos molesta más una persona que camina lento que un criminal?
Algunas teorías psicológicas sugieren que la proximidad y mayor exposición a dichos eventos aumentan nuestro desagrado para con los mismos. Y es que es mucho más probable que nos topemos con alguien que tira basura en la calle a que presenciemos un asesinato un día cualquiera. Y peor, a pesar de verlos cada día, somos completamente impotentes ante ellos, ya que, de iniciar una confrontación, la situación sólo se tornaría inclusive más desagradable. Esto nos enoja.
Además, el enojo, siendo una emoción visceral, es difícilmente desencadenado por un suceso abstracto, como lo sería conocer sobre un tiroteo por medio de algún medio masivo o simplemente leer sobre ello. Así, nos afecta más un suceso aparentemente inofensivo, que una ofensa mayor.
Curiosamente, un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de California, demuestra que la percepción de este tipo de “sucesos” cambia drásticamente entre el individuo que cometió la ofensa y el que la presenció. Aquellos que cometen la ofensa perciben su acto como un evento pasajero e inofensivo, además de justificable (“había una buena razón para lo que hice”). Por otro lado, los testigos aprecian el evento como un problema perpetuo: la persona no lo hizo sólo una vez?es alguien que siempre es así. Su comportamiento no se justifica nunca.
Dicho de otra manera: nosotros hicimos algo malo por esto o aquello, pero ellos simplemente son la clase de personas que hacen cosas malas por naturaleza.
Fuente: Journal of Management Development, University of Guelph.

