Para algunos una Superluna el 19 de marzo es presagio de funestos hechos; con lo de Japón ¿se cumplen los vaticinios?
Cuando los antiguos apreciaban en el cielo ciertos fenómenos fuera de lo normal, atribuían el hecho a que eran avisos respecto de eventos por ocurrir, en general funestos aunque también buenos, ello de acuerdo a cómo se estuviera en ese momento, pero que sin duda alterarían el orden establecido; por ejemplo, un eclipse podría ser augurio de una temporada de secas si ya llovía.
Apenas publicamos en el sitio de Muy Interesante México que el 19 de marzo de 2011 podrá apreciarse una Superluna y por coincidencia al día siguiente amanecimos con la noticia de que un terremoto de magnitud 8.9 grados Richter, así como un tsunami afectaron el archipiélago japonés, sobre todo en su zona noreste, y ante la inquietud generada desde hace unos días en la web acerca de la ocurrencia de este tipo de eventos justo cuando hay un movimiento atípico lunar, es bueno conocer el punto de vista científico acerca de ello.
Si aumenta la actividad tectónica
De acuerdo con John Vidale, sismólogo de la Universidad de Washington y director de la Red Sísmica del Noroeste del Pacífico, cuando las mareas (oceánicas o terrestres) son lo suficientemente fuertes, pueden causar terremotos: “Tanto el Sol como la Luna ejercen una ligera tensión sobre la Tierra, y si miramos bien podemos observar un ligero aumento de la actividad tectónica cuando ambos están alineados. De hecho, durante las lunas llena y nueva es posible observar un incremento de 1% en la actividad sísmica, y una actividad ligeramente más alta en los volcanes”; es decir, es muy poco factible que pudiera suceder un evento catastrófico.
Donde más se nota el efecto de las mareas en la actividad sísmica es en las zonas de subducción, en las que una placa tectónica se desliza por debajo de otra. William Wilcock, otro sismólogo de la Universidad de Washington, explica que “cuando hay marea baja, hay menos agua, por ello la presión sobre el fondo marino disminuye. Y esa presión (del agua) es la que, precisamente, mantiene cerradas las fallas, por lo que cuando disminuye, resulta más fácil que las fallas se deslicen”, indica.
El científico agrega que la actividad sísmica en las zonas de subducción durante las mareas bajas es 10% superior que en otros momentos del día, aunque este experto asevera no haber observado relación alguna entre las variaciones de la actividad sísmica y los días de luna llena o nueva.
¿Qué dice la NASA?
Lo que ocurrió el viernes en Japón fue resultado de fallas de empuje en o cerca del límite de la zona de subducción entre las placas del Pacífico y la de Norteamérica.
La NASA declaró que “En la latitud de este terremoto, la placa del Pacífico se mueve hacia el oeste respecto a la placa de América del Norte a una velocidad de 83 milímetros por año. La placa del Pacífico fue empujada por debajo de la fosa de Japón y de la placa de Eurasia… La ubicación, la profundidad y el mecanismo focal del terremoto del 11 de marzo corresponden con los estudios que indican que estos fenómenos se originan por la subducción de placas -proceso de hundimiento de una placa litosférica bajo otra”.
Y algo muy importante para quienes ya etiquetan a los recientes sismo y tsunami en Japón como consecuencia de la ‘Superluna’: la Luna orbita alrededor de la Tierra en una elipse en la que su punto más cercano a la Tierra (perigeo) está separado por alrededor de dos semanas del más lejano (apogeo). Por lo que a una semana del multicitado evento, nuestro satélite se ubica a mitad de camino entre ambos, a una distancia absolutamente normal.

