Rastreemos los orígenes de la representación típica de los fantasmas: una mortaja blanca envolviendo sus cuerpos desde el más allá.
Cuando pensamos en la representación típica de un fantasma, seguro que la imagen de una sábana blanca flotando en el ambiente acude a la mente de más de uno. Esta caracterización la hemos visto en una innumerable cantidad de películas, ilustraciones de comics o figuras de colección. Pero ¿por qué los fantasmas son representados con una sábana? Indaguemos en la historia para conocer la respuesta.
En la Edad Media (siglos V y XV) comenzó a adoptarse la práctica de envolver los cuerpos de los fallecidos con un sudario o mortaja, que era una manta blanca sencilla. Al mismo tiempo, las leyendas decían que los muertos se manifestaban como fantasmas portando la última prenda que llevaron en el plano terrenal.
Es decir, una manta blanca.
Durante este periodo histórico, los fantasmas se representaban a menudo como esqueletos envueltos en sus mortajas, como demuestra esta representación del Salterio de Robert de Lisle (creado en algún momento entre 1308 y 1340).
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Para la década de 1400, la idea de que los fantasmas se aparecían portando sus mortajas era ampliamente aceptada y hubo quienes lo aprovecharon para hacer fechorías. Ejemplo de ello eran los ladrones ingleses que se ponían sábanas blancas al momento de entrar a robar a las casas para asustar a los dueños de las mismas.
La idea prevaleció con el paso de los años
Llegado el siglo XIX, la idea del fantasma portando su mortaja seguía vigente. En 1889, un periódico de Missouri, EE.UU. realizó una encuesta entre sus lectores, preguntándoles si creían en los fantasmas.
Un lector, J.W. Wills, escribió que había visto dos fantasmas en su vida. Uno de ellos era un gran objeto blanco con largos cuernos al que habría disparado si hubiera llevado su pistola consigo.

Otro lector, el profesor B. F. Heaton, escribió para decir que los fantasmas
“son casi siempre blancos, aunque algunas autoridades admiten que los hay oscuros. Debo decir, sin embargo, que el fantasma genuino es siempre blanco y siempre hace su primera aparición en el lugar embrujado precisamente a las 12 de la noche”.
La imagen del fantasma con una sábana blanca encima se trasladó a las representaciones de la fotografía victoriana de espíritus, una tendencia que no desapareció del todo hasta la década de 1930.
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Cambios de imagen
El blanco característico del fantasma no cambió sino que mutó de forma. Algunas representaciones comenzaron a prescindir de la sábana pero dejaban el color claro como si fuera la piel natural de los fantasmas.
Un ejemplo de ello lo vemos en este cortometraje animado de Popeye, el marino en el que nuestro simpático personaje se las tiene que ver con un grupo de fantasmas que viven en un barco encantado.
Con el paso de los años, la imagen de los fantasmas con una sábana blanca se ha convertido en un cliché pero también en una especie de caricatura. Las mejores películas de fantasmas de la actualidad casi siempre los representan desprovistos del recurso de la mortaja.
Otro elemento típico de los fantasmas son las cadenas. ¿Por qué los fantasmas arrastran cadenas cuando se manifiestan en este plano terrenal? No se conoce una respuesta concreta a ello. Es posible que representen las ataduras que esas entidades siguen teniendo con la vida que acaban de dejar.
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