Todos los aviones comerciales tienen dos cajas negras, dispositivos que tienen el objetivo de proteger datos en caso de siniestro. La información que guardan es clave. ¿Qué pueden revelar las cajas negras? ¿Por qué son cruciales en la investigación de la tragedia?
Las cajas negras llegaron poco después de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de ser conocidas con ese nombre, los registradores de vuelo en realidad están pintados de color naranja brillante, pues facilita su localización tras un desastre.
Existen dos tipos a bordo de todo avión; el registrador de datos de vuelo (FDR), que almacena información como velocidad, altitud, presión, etc. y la grabadora de voces de cabina (CVR), la cual recoge las conversaciones de la tripulación y los sonidos procedentes de la cabina.
Micrófonos colocados en la cabina almacenan el audio en las CVR. Cada 30 minutos, nuevas grabaciones remplazan el material antiguo en un ciclo de constante renovación. Los FDR, obtienen información de los sistemas del avión; cada vez que el piloto presiona un botón, ejecuta un mando o realiza cualquier otra acción, queda registrada.
Ambas cajas obtienen energía de dos generadores localizados en el motor del avión. Los datos procedentes tanto de la CVR como del FDR son almacenados en tarjetas de memoria dentro de la unidad de memoria CSMU (Crash Survivable Memory Unit). Las tarjetas de memoria tienen suficiente espacio de almacenamiento digital para dos horas de datos de audio, en el caso del CVR, y 25 horas de datos del vuelo para los FDR.
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Cajas negras a prueba de todo
A menudo, las cajas negras son los únicos dispositivos que sobreviven la violenta caída de un avión. Están diseñadas para resistir temperaturas extremas, toneladas de presión, varios líquidos e incluso la corrosión (en caso de caer en el mar).
Su resistencia se debe a los materiales que las protegen del impacto; empezando por una capa de aluminio alrededor de las tarjetas de memoria, una capa de sílice que las aísla del fuego y una cubierta exterior de acero inoxidable. El titanio también suele formar parte de la armadura exterior.
Tanto la CVR como el FDR son herramientas invaluables durante una investigación, ya que contienen pistas acerca de lo que sucedió en los últimos minutos del vuelo que le llevaron a su perdición. Tras hallar las cajas negras, son llevadas a un laboratorio donde su información es descargada y analizada en un intento de recrear los eventos de la catástrofe. Este proceso puede tardar de semanas a meses.
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