La tradición dice que el 21 de abril de 753 a. C., los hermanos gemelos Rómulo y Remo, descendientes del refugiado troyano Eneas, decidieron fundar su propia ciudad. De esta manera nació la fundación de Roma.
Rómulo se convenció de que él había sido seleccionado por los dioses, ya que recibió el augurio que volaba sobre él (un círculo de aves), así que tiró su lanza en el monte para encontrar el lugar; cuando estaba en la tierra, la lanza (la cual era de madera) inmediatamente se convirtió en el Corniolus, el árbol sagrado de Roma.
Para la fundación siguieron los ritos tradicionales de su época para fundar ciudades. Con la ayuda de una vaca y un toro blanco, usó un arado para trazar la cerca de la ciudad.
Remo saltó sobre el surco, violando la muralla, lo cual era una especie de sacrilegio, que fue la primera pena capital del homo sacer (que era el castigo por pasar), pues la muralla se trazaba desde el primer momento para ser inviolable.
Y de acuerdo con la tradición, Rómulo lo mató a espada, para que los dioses no permitieran que en el futuro la muralla fuese violada de nuevo.
Rómulo fue el primer rey romano, y reinó hasta que desapareció durante una tormenta, llevado por su padre Marte.

¿POR QUÉ LOS ROMANOS COMÍAN ACOSTADOS?
Rómulo, provocado, lo mató y siguió siendo el único fundador de Roma. Es de él que la Ciudad Eterna toma su nombre, como todos sabemos.
Sin embargo, el 21 de abril se celebra la fundación de una ciudad nacida del segundo fratricidio – delito que consiste en matar a un hermano – más famoso del oeste.
Fundación de Roma: Romulo y Remo
Pero las representaciones artísticas del nacimiento o fundación de Roma rara vez se centran en Rómulo construyendo sus muros, o en Remo ridiculizándolos, mucho menos en el fratricidio mismo.
Más bien, el nacimiento de Roma casi siempre se ilustra con una escena que tuvo lugar unos dieciocho años antes: una loba salvaje amamantando gemelos.
Cuenta la leyenda que Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas (hijo de Venus y de Anquises), habría fundado la ciudad de Alba Longa sobre la orilla derecha del río Tíber.
Sobre esta ciudad latina reinaron muchos de sus descendientes hasta llegar a Numitor y a su hermano Amulio. Éste destronó a Numitor y, para que no pudiese tener descendencia que le disputase el trono, condenó a su hija, Rea Silvia, a ser sacerdotisa de la diosa Vesta para que permaneciese virgen.
A pesar de ello, Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia a los mellizos Rómulo y Remo. Una vez nacidos, los padres de los gemelos los metieron en una canasta y arrojaron al río Tíber para salvarlos.
Una loba, llamada Luperca, se acercó a beber y les recogió y amamantó en su guarida del Monte Palatino hasta que, finalmente, les encontró y rescató un pastor cuya mujer los crió.
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Ya adultos, los mellizos repusieron a Numitor en el trono de Alba Longa y fundaron, como colonia de ésta, una ciudad en la ribera derecha del Tíber, en el lugar donde habían sido amamantados por la loba, para ser sus Reyes.
Se dice que la loba que amamantó a Rómulo y Remo fue su madre adoptiva humana. Algunos relatos afirman que la loba era en realidad una mujer, porque lupa en latín significa loba y prostituta.

La fecha tradicional para la fundación de la ciudad más grande del mundo occidental fue el producto de las conjeturas de los escritores romanos de los últimos siglos antes de Cristo, trabajando hacia atrás desde su propio tiempo.
La historia de la fundación también pasó por variaciones. La tradición romana lo atribuyó a Rómulo, cuyo nombre significa simplemente “hombre de Roma”, pero los escritores griegos de al menos el siglo V a. C. lo atribuyeron al exilio troyano Eneas.
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¿Cuál es el lugar de la fundación de Roma?
Está justo en la colina del Palatino, una de las 7 colinas de la ciudad eterna. Hoy en día es un sitio arqueológico abierto al público.
Durante la Era del Imperio, muchos emperadores eligieron estos lugares como el mejor lugar para construir sus residencias. Si pasea por esta área, encontrará las ruinas bien conservadas de la Casa de Livia y Augusto, el Palacio de Domiciano, la Casa de Tiberio y muchos más.
¿Por qué los gobernantes de Roma decidieron tener sus villas aquí?
El primero fue Augusto, que nació allí. Una de las razones principales es que desde aquí es posible tener una gran vista panorámica, tanto sobre el Foro Romano como en los sitios principales de Roma.

