A todos nos ha pasado. Nos subimos a nuestro automóvil y de pronto, ya estamos en casa. Lo que pasó en el camino es una incógnita
A todos nos ha pasado. Nos subimos a nuestro automóvil y de pronto, ya estamos en casa. Lo que pasó en el camino es una incógnita.
Algunos estudios psicológicos, revisados en el estudio Driving without Awareness, de Katja Karrer y colaboradores, establecen que este fenómeno, apodado como “hipnosis del camino” se da gracias a una suma de factores.
En primer lugar, se encontró que si el camino a recorrer es terriblemente monótono, la atención se pierde fácilmente, conllevando a un estado de letargo. Así mismo, si existe un punto fijo en el cual la mirada se pueda fijar, los escasos movimientos de los globos oculares también provocarán una disminución de la atención de la persona al volante, sumergiendo al sujeto en un estado similar al del sueño.
Lo preocupante del fenómeno radica en que la posibilidad de sufrir un accidente aumenta de manera considerable si se está poniendo poca atención al camino recorrido.
Lo bueno, es que las personas que sufren de “hipnosis del volante” pueden cambiar este peligroso hábito. Estudios han demostrado que simplemente imaginar manejar atentamente durante periodos de relajación puede mejorar significativamente la verdadera experiencia.