¡Sí, y no tiene nada que ver con malos presagios! Hay una explicación científica.
Se debe a un fenómeno meteorológico el cual provoca que, literalmente, las ranas o los sapos caigan del cielo. Ocurre cuando un tornado, un huracán, una tromba marina y otras fuertes tormentas, a su paso veloz por la superficie de estanques, ríos o lagos, arrastran a los pequeños animales que viven ahí, los mantiene suspendidos en una enorme ?bolsa? de aire, y después, cuando su fuerza disminuye, los dejan caer a kilómetros de distancia.

