El camino entre las mentiras blancas a los grandes fraudes podría ser más pequeño de lo que nos gustaría pensar
Todo el mundo miente. Pero la mayoría se percibe como una persona honesta y buena. Entonces, ¿por qué lo mentimos y fingimos que no lo hacemos?
El economista conductual, Dan Ariely, de la Universidad de Duke, se dedica a estudiar el comportamiento irracional. En los últimos años se ha enfocado en la mendacidad, tergiversación, fabricación, es decir en las mentiras. Realizado un documental, en conjunto con el director Yael Melamede el cual han nombrado (Dis)Honesty.
Por medio de un serie de entrevistas, la película presenta casos de la vida real de trampas, corrupción y mentiras blancas, en conjunto con los resultados científicos de la investigación de Ariely. (¿Tus ojos te delatan cuando mientes?)
De acuerdo con sus resultados, en medio del proceso se vuelve claro que las diferencias entre un fraude serio y una mentirilla pueden ser menos significativas de lo que nos gustaría admitir.
La investigación sugiere que la manía humana por explicar y reinterpretar nuestras acciones, nos permite sentir que estamos siendo básicamente honestos, sin importar que tan lejos vaguemos de nuestro valores.
Sin embargo, Ariely aclara que racionalizar nuestra falta de honestidad, no necesariamente significa que estemos actuando racionalmente. Por lo tanto, mentir o ser deshonesto es irracional?
Depende de la ocasión, por ejemplo, alterar los hechos podría sacarte de una situación incómoda, pero las repercusiones podrían hacer que tu vida sea más complicada en el futuro. (¿Cómo detectar una mentira?)
Ese no es un camino racional, ya que no se piensan las consecuencias a largo plazo. Ariely afirma que la próxima vez que piensen que éstas tomando una salida fácil al mentir, es importante considerar que quizás te estás mintiendo a ti mismo.

