Paula, la hermana de Hitler (la menor) y única que junto a él llegó a la mayoría de edad de los cinco hijos de la familia Hitler, no tuvo relación con el movimiento nazi, bajo la recomendación de su propio hermano.
Adolfo sólo la veía una vez al año y le sugirió cambiar su apellido por el de Wolff cuando dejó Múnich y se mudó a Austria, siempre a costa de la dieta mensual que él le enviaba, en ocasiones junto a regalos como caramelos, galletas o jamón español.
Durante la guerra trabajó como secretaria en un hospital, y una vez finalizada la contienda fue retenida por el servicio de inteligencia del ejército estadounidense.
Ya liberada, trabajó en Viena en una tienda de arte para más tarde trasladarse a Berchtesgaden. No se casó y siempre vivió sola hasta su muerte en Hamburgo en 1960.

HITLER Y EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ DE 1938
Hermanos unidos
Cuando Paula tenía seis años, su padre Alois murió después de sufrir una hemorragia pleural, y su madre Klara asumió el cargo de jefe de la familia.
Klara trasladó a sus dos hijos pequeños de la casa familiar en Leonding a un modesto apartamento en Linz, una pequeña ciudad en el norte de Austria.
Vivieron frugalmente durante varios años, viviendo de la pensión del gobierno que Alois había dejado atrás. Klara no trabajó, sino que dedicó su vida a sus hijos.
Tanto Adolfo Hitler como Paula recordaban con cariño su madre.
Desafortunadamente, solo cinco años después de la muerte de su esposo, Klara también murió. En 1906, notó un bulto en su pecho, pero lo ignoró; era cáncer de seno.

Adolf, siendo el mayor, asumió la responsabilidad y le dio la noticia a su madre y hermana. Klara se resignó a su destino, aunque su pequeña hija no comprendía lo que estaba sucediendo.
Con solo 11 años, la hermana de Hitler comenzó a apoyarse en él, quien era casi siete años mayor que ella, y se alejó de su madre moribunda.
Después de la muerte de Klara, Hitler se mudó a Viena y Paula permaneció en el pequeño departamento familiar en Linz.
Vivían del resto de la pensión del gobierno de su padre, así como un pequeño estipendio del gobierno que se les asignó. Adolfo luego renunció a su pensión y le dio su parte del estipendio a su hermana menor.
Paula guardó silencio, concentrándose en mantenerse mientras escribía cartas a su hermano, que tenía planes más grandes.
“Ella tenía un gran respeto por [Adolf]”, dijo un hombre que habló con Paula Hitler en 1959. “Si le hubiera preguntado sobre algo que podría haber sido crítico con él, creo que lo habría protegido”.
Después de Hitler
Después de la guerra, Paula Hitler fue arrestada por oficiales de inteligencia estadounidenses y retenida para ser interrogada.
Explicó que aunque amaba a su hermano y recibió apoyo financiero de él, solo lo había visto una o dos veces al año durante la última década, y en realidad había tenido muy poco contacto con él. También afirmó que solo había conocido a Eva Braun, la novia de su hermano, una vez durante esos 10 años.
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