¿Sabes por qué los rayos del sol oscurecen la piel pero aclaran el cabello? Ambos dependen de un polímero pigmentado llamado melanina para su protección.
La melanina absorbe y dispersa los rayos UV, manteniéndolos alejados del frágil ADN de las células. Pero la melanina se degrada con el tiempo y pierde su color por la exposición prolongada.
Ya que los rayos del sol tienen radiación que puede dañar nuestro ADN. La forma natural que tiene nuestro cuerpo de defenderse de este agente dañino es sintetizar melanina, un pigmento oscuro que define el color de nuestra piel, nuestro pelo e incluso de nuestros ojos.
Las propiedades químicas de la melanina la hacen un fotoprotector muy eficiente, ya que absorbe los rayos UVA transformando la energía en calor, a la vez que aumenta su concentración, bronceándonos. Este cambio no es permanente, pues son el tiempo las células pierden la capa de melanina bronceada que las rodea y se recupera el color de piel normal.
A menudo este protector natural no es suficiente para protegernos y sufrimos las conocidas quemaduras solares. Para intentar evitarlas debemos protegernos activamente con camisetas, gafas, gorras… y crema solar.
Los protectores solares tienen filtros físicos (minerales, normalmente óxido de titanio y de zinc) y químicos (basados en compuestos de carbono).

¿Qué pasa con el cabello?
Por otro lado, en el cabello, el resultado es un efecto decolorado o amarillento. Pero debido a que las células ciliadas están muertas, compuestas solo de lípidos, agua, pigmentos y proteínas estructurales, estas hebras ligeras permanecen en este estado dañado hasta que crece nuevo cabello con melanina fresca para reemplazarlas.
Del mismo modo que se hace en las peluquerías cuando te decoloran el pelo con productos que tienen un alto contenido en agua oxigenada.
Las células de la piel, por otro lado, están vivas y pueden reaccionar y adaptarse a los rayos UV. Cuando el sol golpea la piel, el cuerpo produce una hormona que se une a las células productoras de melanina, lo que hace que produzcan más melanina para una protección adicional. Con el tiempo, este proceso conduce a un bronceado.
Sin embargo, la exposición prolongada a la luz UV puede dañar el ADN celular de la piel y esas células dañadas lo ponen en mayor riesgo de cáncer de piel.
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