A una altura convencional de los vuelos comerciales, las condiciones son muy diferentes
Cuando un avión comercial llega a su altura usual, 11 mil metros, la presión del aire pierde una cuarta parte en comparación de su valor al nivel de mar, y la temperatura exterior es de menos 51 grados Celsius.
Esto significa sólo una cosa para los humanos: la muerte.
La gravedad mantiene las moléculas del aire concentradas en las cercanías del suelo, razón por la cual la atmósfera se adelgaza con la altura. Cuando un avión está a 3 mil metros sobre el nivel de mar, el aire es tan delgado que se vuelve imposible respirar.
Por eso las cabinas de los aviones deben estar presurizadas, es la única manera en la cual las personas pueden respirar a esas alturas. Si se abriera una venta, se perdería la presurización de la cabina y habría falta de oxígeno.
La presurización de un avión se logra por medio del bombeo de aire comprimido, aspirado y calentado por los motetes de la turbina del avión, y sólo funciona en un fuselaje hermético.
Abrir la ventana acabaría con este fuselaje y les causaría grandes problemas respiratorios a los pasajeros, incluyendo los pilotos.