Si a alguien debemos darle las gracias de que existe la seda, es a las orugas Bombyx mori.
Aunque parezca increíble, las orugas Bombyx mori son las encargadas de producirla. ¿Cómo? Tejen alrededor de sí mismas un capullo de hilo de seda que les sirve de protección mientras se convierten en polilla y mariposa. Estos capullos son recolectados y se ponen en agua hirviendo, para luego ser tallados con una escobetilla y separar la seda. Por último, ésta se seca, se hila, se tiñe y se teje, y así se obtiene la preciada seda.