Desde implantes mamarios hasta marca pasos y extremidades artificiales, las prótesis son cada vez más comunes, pero ¿qué les sucede cuando mueren las personas? Por extraño que parezca, son muchas las compañías que, por diversas razones, buscan reciclar las extensiones artificiales del cuerpo.
La mayoría de los implantes suelen ser enterrados junto con las personas. Sin embargo, en caso de cremación aquellos fabricados a partir de metal, como los amalgamas dentales o las caderas de titanio, suelen separarse de las cenizas y reutilizarse. La empresa holandesa Orthometals, por ejemplo, recupera 250 toneladas anuales de metal de más de 450 crematorios alrededor del mundo.
Las prótesis con componentes electrónicos, como los marcapasos y los desfibriladores cardiacos, suelen retirarse tras la muerte, sobre todo en caso de cremación pues contienen pilas que pueden llegar a explotar. En 2007, un estudio por parte de investigadores ingleses del Hospital Universitario St. James demostró que la mitad de los crematorios en Reino Unido habían sufrido peligrosas explosiones a causa de marcapasos.
Si bien existen legislaciones en contra de la reutilización de varias prótesis en los países desarrollados, algunos de estos dispositivos son demasiado caros para las poblaciones en países en vía de desarrollo, por lo que muchas organizaciones benéficas buscan exportarlos. Algunos ejemplos son las caridades Pace4Life y Project My Heart Your Heart, que recolectan marcapasos en Estados Unidos y el Reino Unido para enviarlos a la India. De acuerdo con ésta última, los 75 pacientes que recibieron marcapasos de segunda mano no mostraron evidencia alguna de infección o mal funcionamiento.
Así mismo, existen varias iniciativas, como Standing With Hope, que buscan reciclar miembros artificiales para donarlos a países subdesarrollados como Ghana, ya que la mayoría de los proveedores médicos no aceptan devoluciones de prótesis viejas.