Es un mecanismo de defensa para expulsar las partículas extrañas, como el polvo, que entran a nuestra nariz.
Cuando nos entran partículas a la nariz, como el polvo, los tejidos de los conductos se irritan y envían un impulso al tallo encefálico, la zona que controla los movimientos involuntarios como la respiración. Esta área reenvía señales a los músculos pectorales, a los abdominales y al diafragma, haciendo que los pulmones y la faringe se contraigan para sacar por la nariz un chorro de aire a presión y así expulsar las partículas extrañas.
En conclusión, es un mecanismo de defensa. ¿Sabías que el aire expulsado por la nariz al estornudar puede alcanzar hasta 160 km/h?

