El médico de la peste es posiblemente una de las figuras más enigmáticas que han surgido de la Edad Media. Estos eran médicos europeos que se especializaron en el tratamiento de víctimas de la peste, el ejemplo más conocido fue la Peste Negra.
Los médicos de la peste eran servidores públicos contratados por aldeas, pueblos o ciudades cuando se producía una plaga.
Un outfit extravagante
Durante las epidemias se creía que la bacteria era contagiada por vía aérea y que penetraba en el cuerpo por los poros de la piel. Es por ello que los llamados “médicos de la plaga” se vestían con una enorme bata de cuero encerado o tela gruesa hasta los tobillos, guantes del mismo material, lentes y sombrero de ala ancha.
Pero lo más característico de su extravagante atuendo era la máscara con forma de pico de ave.
La punta de ésta estaba llena con plantas aromáticas y algunas otras sustancias olorosas (hojas de menta, mirra, pétalos de rosa, clavos de olor, alcanfor y hasta ámbar gris y láudano) que ayudaban a mitigar los malos olores y se pensaba que también purificaban el aire.
Como accesorio extra al característico outfit del médico de la peste negra, una vara les servía para alejar a las personas que se acercaban mucho a ellos.
La máscara debe su extraña forma a que en un principio se creía que los pájaros eran los transmisores de la enfermedad; hoy se sabe que son inmunes a ella.

¿Quién inventó el traje del médico de la peste?
Este atuendo, usado por primera vez en París, es invento del médico francés Charles de L’Orme en 1619, quien lo creó antes de que la peste invadiera Europa.
L’Orme fue el médico jefe de tres reyes franceses (Henri IV, Louis XIII y Louis XIV ), y también estaba al servicio de la familia Medici de Italia.
Otros elementos del traje
Toda la prenda de vestir estaba recubierta de sebo, que, según hipótesis, se basaba en la creencia de que repelería la peste del médico o la alejaría de la víctima.
Una hipótesis alternativa es que el sebo sirvió para evitar que los fluidos corporales se adhieran al abrigo.
Asimismo, los médicos de la peste también eran responsables de contar el número de víctimas en los libros de registro para el registro público, y documentaron los últimos deseos de sus pacientes. Además, eran convocados para testificar y ser testigos de la voluntad de los muertos y moribundos.
