La mayoría de las personas preferirían que un robot los reemplazara en su trabajo si tuvieran que perderlo. Pero si un compañero de trabajo fuera a perder el suyo, preferirían que fuera un humano.
¿Y tú, qué prefieres?
“Ser reemplazado por tecnología moderna frente a ser reemplazado por humanos tiene diferentes consecuencias psicológicas”, dijo Armin Granulo, investigador de la Universidad Técnica de Munich, y líder de la investigación publicada en Nature.
Robot o humano
En el proceso de estudio, los investigadores analizaron a 300 personas sobre si preferirían que su compañero de trabajo fuera reemplazado por un robot o un humano.
El 62 % de las personas preferían tener un compañero humano. Pero en el caso de perder su propio trabajo, el 37 % prefirió ser reemplazados por un robot en lugar de una persona.
Además, pidieron a 251 personas que indicaran la intensidad de sus emociones negativas, como la tristeza, la ira o la frustración al enfrentar esta situación.
Cuando las preguntas se referían a reemplazar los trabajos de otras personas con robots, los encuestados dijeron que tenían emociones negativas más fuertes que cuando consideraron perder su propio trabajo por un robot.

Las personas calificaron a los robots como menos amenazantes para su propia identidad que los reemplazos humanos en un entorno laboral.
Igualmente, se les cuestionó sobre qué tipo de reemplazo los haría sentir más devaluados, plantearía más dudas sobre sí mismos o haría que cuestionaran sus propias habilidades.
Esto puede deberse a que no sienten que pueden o deben competir con un robot de la misma manera que lo harían con otra persona.
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Evolución del trabajo
En la investigación también encuestaron a 296 trabajadores de la industria manufacturera. Descubrieron que un tercio pensaba que su trabajo actual podría ser reemplazado por tecnología en el futuro cercano. Sin embargo, estos trabajadores expresaron el mismo patrón de preferencia por ser reemplazados por robots en lugar de personas.
La realidad es que algunos trabajos pueden simplemente cambiar para adaptarse a los avances tecnológicos.
Por ejemplo, un cajero de banco hace 40 años manejaba más efectivo y se ocupaba de las transacciones que ahora realiza un cajero automático. Pero el trabajo aún existe, aunque de otra forma. Ahora, un cajero de banco es más un gerente de relaciones. El trabajo no desapareció, sino que se transformó.