Si piensas que esa la intención el arquitecto que la construyó, te equivocas.
Tal vez piensas que esa fue la intención el arquitecto que la construyó por allá del año 1173. Pues no, más bien se debe a un error: sus cimientos fueron construidos a tan sólo tres metros de profundidad, lo cual es muy poco para que una torre de 53 metros de alto permanezca recta. Por eso se fue inclinando poco a poco, pero lo bueno es que un grupo de ingenieros logró estabilizarla agregando 38 metros cúbicos de tierra en la base, y aseguran que no se moverá por lo menos durante 200 años.
Foto: Johann H. Addicks / Creative Commons