Gracias al avance en medicina y tecnología la esperanza de vida en los últimos siglos ha aumentado. Nacemos, crecemos, adquirimos experiencia y conocimientos, mientras tanto seguimos cumpliendo años y nuestro cuerpo va cambiado hasta que envejecer, lo cual es muy normal. Irremediablemente todos los seres humanos pasamos por estas etapas.
Todo esto forma parte del proceso natural de la vida, pero hay un grupo de personas que llevan todo este curso bastante mal y padecen una extraña fobia que les hace tener un miedo irracional a envejecer, estos son conocidos como : gerascofóbicos.
La mayoría de las veces esta fobia se desarrolla por ver pasar los años sin haber cumplido los objetivos marcados. Normalmente, suele ir asociado con conductas narcisistas, lo que provoca un continuo intento de detener el envejecimiento a base de operaciones estéticas, tintes en el cabello, ropas juveniles y actitudes en desacorde con su edad y estatus.
La gerafobia suele ir acompañada de procesos de ansiedad, miedo y continuos pensamientos negativos que llevan al individuo a sentir temor cuando piensan en el futuro.
A menudo los gerascofóbicos padecen otras fobias y manías asociadas a su patología, entre ellas la gerontofobia ––que es el miedo a las personas ancianas–– y, en múltiples ocasiones, viene acompañado por un sentimiento de desprecio y rechazo hacia la tercera edad.
También lee: ¿Podemos evitar que las células envejezcan?
El caso: Peter Pan y su miedo a envejecer
En 2015, un adolescente mexicano de 14 años fue diagnosticado con gerascofobia. Su obsesión por no crecer era tal que dejó de comer hasta perder 12 kilos y comenzó a ocultar sus cambios físicos adoptando posturas encorvadas y utilizando un tono de voz mucho más agudo del habitual.
Su inmenso temor a envejecer lo llevó a considerar la cirugía estética, incluso decidió no eyacular. Para él, este acto se asociaba con la madurez sexual y la adustez.
Pocas personas llegan a este nivel de ansiedad con respecto ala vejez. Si embargo, en esta sociedad obsesionada com la belleza juvenil, los mensajes de “no está bien envejecer o mostrar signo de ello” nos provocan daños psicológicos y el resultado es atentar contra nuestro cuerpo.
El fotógrafo, Phillip Toledano, dispuesto a materializar este miedo, transformó su obsesión por el futuro en un singular proyecto fotográfico. La muerte de su padre actuó como detonante, llevándole a preguntarse qué sería de él en los próximos 40 años. El experimento fue dirigido por Joshua Seftel para The New York Times.