Aunque se sabe que las proteínas son indispensables en la dieta diaria de un niño, su cantidad y calidad son determinantes no sólo en su desarrollo, también en su salud futura.
Aunque se sabe que las proteínas son indispensables en la dieta diaria de un niño, su cantidad y calidad son determinantes no sólo en su desarrollo, también en su salud futura.
Cuando los pequeños comienzan a probar nuevos alimentos, una pregunta recurrente de todas las mamás es cómo seguir aportándole alimentos que favorezcan su desarrollo. A esta edad, a la mayoría de los chiquitos se les empieza a dar papillas de diferentes frutas o verduras, sin embargo, el aporte de proteínas de alta calidad es algo que no puedes descuidar.
Cuando los pequeños comienzan a probar nuevos alimentos, una pregunta recurrente de todas las mamás es cómo seguir aportándole alimentos que favorezcan su desarrollo. Durante la ablactación, cuando a la mayoría de los peques se les empieza a dar papillas de diferentes frutas o verduras, el aporte de proteínas de alta calidad es algo que no puedes descuidar.
Éstas son elementos primordiales para diferentes procesos en el crecimiento: son parte esencial en la maduración de órganos como el corazón, los pulmones, los riñones y el sistema digestivo; ayudan a la creación de anticuerpos y a reforzar el sistema inmune. También son primordiales en la construcción y reparación de tejidos, incluyendo la formación de los músculos.
Ahora bien, en cuestión de proteínas debes recordar que la calidad se antepone a la cantidad. Se ha comprobado que una dieta que incluya proteínas en exceso puede ocasionar problemas a largo plazo como obesidad, diabetes e hipertensión.
Siendo esto un factor importante, NESTLÉ® ha creado, tras años de investigación, OPTIPRO®, proteínas de alta calidad que ayudan a lograr una correcta maduración de órganos y alcanzar así un óptimo desarrollo*.
*Las proteínas tienen una influencia directa en el desarrollo y crecimiento, éstas son estructurales, conforman y mantienen los tejidos, músculos y órganos.
¿Por qué no alimentar a mi pequeño con leche de vaca?
La respuesta es simple: porque tu pequeño no puede digerirla por completo o tan fácil como la leche materna o de fórmula. La composición de la leche de vaca es muy distinta a la leche materna, su alta concentración de proteínas y minerales puede estresar sus órganos inmaduros y ocasionar desde malestares gastrointestinales hasta problemas como anemia, o incrementar el riesgo de padecer sobrepeso u obesidad.
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