Diseñamos una guía sencilla para evitar que tú y tus seres queridos se contagien de COVID-19 en Navidad, y pasen unas fiestas seguras.
Con la distensión de algunas medidas sanitarias, las personas están pensando en no volver a pasar una Navidad con cubrebocas, alejados de los demás, sin ver a sus seres queridos. Como tal, según reporta NPR, millones de estadounidenses estarán viajando para pasar las fiestas decembrinas fuera de sus ciudades de origen. Así también, con menos rigor pandémico.
La tendencia comenzó hacia la última semana de noviembre, con motivo de Thanksgiving Day. Decenas de miles de personas buscaron salir de casa para pasar la noche con otras personas, en eventos cada vez más numerosos, en espacios cerrados. Aunque las jornadas de vacunación están ya en etapas avanzadas en Estados Unidos, una cuarta ola de COVID-19 propulsada por la variante Omicron promete nuevos retos a nivel global.
Esto no quiere decir, sin embargo, que no podamos pasar fiestas seguras al reunirnos con nuestros seres queridos. Aquí explicamos algunos puntos clave para lograrlo.
Proteger a quienes no se han vacunado

Antes que nada, es fundamental tener en cuenta que no todo el mundo ha tenido acceso a una vacuna. A veces por decisión propia; otras, por la incapacidad de distribución y logística que han mostrado algunos países, como México. En ese caso, valdría la pena proteger a los niños, a los ancianos y a las personas inmunodeprimidas que no están completamente protegidas contra el virus, recomiendan los CDC.
Si en casa alguien cumple con estas características, lo mejor sería realizarnos una prueba de antígeno antes de las cenas de Navidad, de manera que ellos no contraigan el virus. Visto de otra manera, si se tiene la posibilidad de recibir una vacuna, la responsabilidad inmediata es ir a ponérsela, observando las medidas necesarias para garantizar la inmunidad contra el virus.
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Procurar el uso de cubrebocas (incluso si ya te vacunaste)

Sí, sigue siendo molesto. Sí, a veces se nos olvida. Sí, cuando tenemos la vacunación completa, nos sentimos invencibles. La verdad es que no lo somos. Aunque las alternativas disponibles anulan la posibilidad de muerte y hospitalización por casos graves de COVID-19, no garantizan que las personas se dejen de contagiar.
Por el contrario, a pesar de que son tratamientos genéticos diseñados para combatir el virus, no quiere decir que el organismo no se infecte de COVID-19. Es por esta razón que, aunque tengamos las dosis completas de la vacuna, es necesario seguir usando cubrebocas en los espacios públicos, abiertos y cerrados por igual. Ésta es la primera barrera contra el virus, y la manera más fácil de evitar contagios.
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Mantener las ventanas abiertas para garantizar fiestas seguras

Aunque empieza a hacer cada vez más frío, lo más recomendable es mantener los espacios cerrados ampliamente ventilados. Incluso cuando cae la noche, si se agendaron cenas de Navidad u otros eventos que impliquen recibir a más personas en casa, lo mejor es tener vías abiertas para que la corriente pase.
De esta manera, se promueve naturalmente que los virus, bacterias y otros gérmenes salgan de los espacios. En este contexto, vale más ponerse una chamarra gruesa que caer enfermo de COVID-19, influenza y otros malestares respiratorios.
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Procurar que las reuniones sean en el exterior

Si verdaderamente es imposible mantener las ventanas abiertas, lo más recomendable es convocar reuniones en exteriores. Patios, garages, terrazas: cualquier espacio que no implique cerrar las puertas o ventanas implica una ganancia en términos de contagios y propagación del virus.
Esto se debe a que en los exteriores las corrientes pasan naturalmente, llevándose los microorganismos que pueden infectarnos —no sólo de COVID-19. Lo más importante, además, es tener la vacunación completa. Si alguien cercano todavía no se la ha administrado, lo mejor sería no considerarle en las reuniones. Así se pueden garantizar fiestas seguras para toda la comunidad.
Ser honestos

Aunque duela, lo más importante para cortar los contagios, la exposición y la propagación del virus es ser honestos con nosotros mimos y los demás. Además, es lo más responsable. Decir abiertamente que hemos tenido alguno de los síntomas claros de COVID-19 —dolor de cabeza, fiebre, tos, pérdida del gusto u olfato—, lo mejor es decirlo.
La realidad es que no pasa nada si no vamos a una de las múltiples cenas, reuniones y fiestas que se organizarán por Navidad y las fiestas religiosas. Por el contrario, guardar distancia de los demás en caso de enfermedad contribuye a que la pandemia finalmente termine. Y lo que es más: a que la gente cercana a nosotros no se infecte, y potencialmente, padezca las consecuencias graves del virus.
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