El cine de astronautas existe desde antes de que iniciara la carrera espacial, inaugurada con el lanzamiento del Sputnik I, el 4 de octubre de 1957. Por supuesto, los primeros astronautas del cine muy probablemente fueron los de Viaje a la Luna (1902), de George Méliès. Pero aquí no habrá ciencia ficción o westerns u óperas espaciales; trataremos los viajes interestelares desde un punto de vista realista: ¿a qué se enfrenta el hombre en el espacio exterior? No sólo a los elementos desconocidos o desafíos físicos, sino también al aislamiento y la soledad. Por Olivier Fuentes
Así, la película Destination Moon (1950) establece cómo dos científicos consiguen construir un cohete que finalmente llevará al hombre a la Luna. El gran acierto es que, en una época en que los filmes en el cosmos incluían aliens, naves que desafiaban la física y pistolas de rayos, establece bases realistas para lograr un viaje al espacio. Tanto así que se encuentra en la cronología oficial de la NASA de cintas sobre el tema.
George Pal, su productor, realizó Conquest of Space cinco años después. En su momento resultó innovador en cuanto a viajes espaciales en el cine. En él, una estación espacial habitada por cosmonautas de varias nacionalidades es el puerto de donde partirá una nave rumbo a Marte. El guión hace énfasis en los estragos que causa un largo aislamiento, ya que en medio de las crecientes tensiones, un astronauta pretende sabotear la operación porque empieza a considerar como blasfemia la exploración del cosmos. Aunque recordada como una película clase B, Conquest… resultó ser una gran influencia para la madre de las películas en el espacio: 2001: Odisea del espacio.
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Las ligas mayores
El filme de Stanley Kubrick se estrenó en 1968, un año antes de la llegada del hombre a la Luna y en plena competencia espacial entre EUA y la URSS. Su presentación del espacio y de la vida en éste es una de las más realistas en el cine. Condenada por la crítica de entonces por ser demasiado “lenta e incomprensible”, el ritmo de la película está hecho para mostrar cómo debe ser la vida fuera de la Tierra.
La tripulación de la nave Discovery va en una misión ultra secreta a Júpiter, pero el viaje dura 18 meses, así que la vida a bordo es monótona y aburrida. Tanto así que los dos tripulantes despiertos (hay otros en estado criogénico) manifiestan menos emociones que HAL-9000, la computadora a cargo de la nave. HAL se revela y elimina a los tripulantes, excepto a un miembro que sobrevive y logra desconectarla. Después, éste morirá y renacerá simbólicamente como un bebé de las estrellas. A pesar de las metáforas de la concepción y el nacimiento, 2001… sigue siendo el mejor referente a viajes interestelares, aunque tras verla, no se antoje como una actividad precisamente divertida.
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Astronautas reales
El largometraje The Right Stuff (1983), Philip Kaufman, es una crónica de los primeros 15 años del programa espacial, pero lejos de mostrar idealistas viajes espaciales, muestra, desde un punto de vista irónico y escéptico, cómo sin saber cuáles o qué tipo de personas podrían ser astronautas, el gobierno estadounidense tuvo que aprender a “promover” a las personas elegidas como héroes. Por este motivo, la película no tuvo gran aceptación, pues surgió en una era en donde la carrera espacial era vista como el epítome del sueño americano.
Por su parte, Apolo 13 (1995) muestra la carrera espacial como todo un evento de relaciones públicas. Los astronautas Jim Lovell, Fred Haise y Jack Swigert, abordarán el Apolo 13, que sería la tercera nave en alunizar y sus tripulantes en caminar por la superficie, pero una falla en el sistema de combustible los obliga a regresar, mientras todo el equipo de la NASA estudia cómo traerlos vivos. El filme, basado en el libro que escribió el propio Lovell, explota el tema del patrioterismo estadounidense y en 1996 consiguió nueve nominaciones al Oscar.
Aunque hace énfasis en que, para 1970, con dos naves que llegaron a la Luna, la carrera espacial es ya un evento de relaciones públicas en decadencia por la falta de interés del público, hasta que se difunde que el regreso y las vidas de los astronautas están en peligro. Cabe destacar el nivel de realismo empleado por el director Ron Howard que, en detalles como el interior de la cabina de vuelo, el despegue del cohete y la visión del espacio exterior desde las ventanas del módulo, consigue un viaje espacial totalmente fidedigno.
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Varados en el espacio
Uno de los temores en estas historias es el quedar abandonado a merced de la oscuridad y frío del espacio; Gravedad (2013), de Alfonso Cuarón, retoma esta premisa. La historia inicia con los dos astronautas, interpretados por Sandra Bullock y George Clooney, reparando la estación Hubble cuando un montón de basura de satélites anteriores los golpea y deja a la deriva, por lo que deberán encontrar la manera de volver a la Tierra.
El filme resulta innovador en el género, ya que tanto el director como el cinefotógrafo Emmanuel Lubezki tuvieron que “inventar” cómo filmar la trama. Por ejemplo, se creó un sistema llamado light box que iluminaba la cara de los actores, así la luz reflejada podía coincidir con la del Sol y la Tierra que se ve en pantalla. Este invento junto con los avances en CGI (Computer generated imagery) lo hacen uno de los rodajes que retratan de forma más realista la experiencia espacial; ha sido criticada por ciertas inexactitudes científicas, y el mismo director ha mencionado que tuvieron que tomarse ciertas libertades. Gravedad le dio a Cuarón el Oscar a Mejor Director, el primero ganado por un mexicano, además de otros reconocimientos como Mejor Fotografía, Logro en Efectos Visuales y varios más hasta reunir siete estatuillas.
Otro astronauta a la deriva está en The Martian (2015), de Ridley Scott; aunque el protagonista no se queda abandonado en el espacio, sino en Marte. En un futuro cercano, los miembros de una misión exploradora en dicho planeta piensan que su compañero Mark Watney ha muerto y lo dejan a su suerte; valiéndose de sus conocimientos en botánica, Mark consigue sobrevivir en lo que la NASA resuelve su rescate.
Ficción muy realista
Interestelar (2014), se basa en las teorías del físico teórico Kip Thorne acerca de los agujeros negros, los agujeros de gusano y de si las leyes de la física permitirían la conexión múltiple del espacio y tiempo, es decir, si se podrían atravesar los agujeros de gusano para que fuera posible el viaje en el tiempo. El director Christopher Nolan consigue una excelente pieza de ciencia ficción que, aunque ha tenido opiniones encontradas entre la comunidad científica, fue aclamada por su representación de los agujeros negros.
En el filme, en un futuro cercano donde las condiciones climáticas están haciendo cada vez más difícil la vida en la Tierra, un grupo de astronautas viaja a un agujero negro localizado cerca de Saturno, donde equipos anteriores de cosmonautas han ubicado varios planetas con posibilidades de replicar la vida terrestre. La trama retoma la relatividad del paso del tiempo en una gravedad lejana respecto a la nuestra, ya que la odisea de los voluntarios toma de tres a cinco años, mientras que en la Tierra transcurren muchos más.
Desde que inició la carrera espacial, el cine dejó atrás aquellos viajes fantasiosos y los filmes de ciencia ficción de los cincuenta en donde se rompían bien y bonito todas las leyes de la física, matemática y aerodinámica. Poco a poco fue retomando las ciencias y escuchando a las autoridades en el tema para ir incorporando estos principios.
Cierto es que en ocasiones la fidelidad se traducía en cintas con ritmos lentos, pero cineastas como Ridley Scott y Christopher Nolan supieron incorporar la ciencia y el realismo dentro de una narrativa ágil. Sin duda, estos ejemplos han marcado el camino a seguir para las futuras películas del espacio.
Contenido publicado en revista Muy Interesante México | 2018 Ed.10
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