En pleno siglo XXI, escuelas al sur de EEUU están quitando libros sobre sexualidad, raza y otros temas polémicos de sus escuelas. Ésta es la razón.
El escándalo se extendió a lo largo de todo el país. Al menos 12 distritos de Texas, la joya petrolera al sur de Estados Unidos, prohibieron libros de sexualidad, género e historia racial en sus escuelas. Lo que es más: profesores y padres de familia ingresaron a las bibliotecas de nivel secundaria y preparatoria para deshacerse de cualquier tomo que fuera en contra de la moral puritana.
Según los registros históricos del estado, este acontecimiento marcó un récord en el número de libros prohibidos en Texas. Sólo en el estado, la lista supera los 50 tomos eliminados. Sin embargo, éste no es el único lugar en donde el movimiento está cobrando fuerza política.
Aunque la población negra y latina sigue siendo predominante en la región, la supremacía blanca se impuso de nueva cuenta para favorecer los ‘valores tradicionales’ —o más bien, extremistas— en el sur. Esto fue lo que pasó.
Libros prohibidos en el siglo XXI

En la actualidad, según reporta Dallas News, existen 3.8 millones de personas negras en Texas, Estados Unidos. Sólo en 2021, este estado “tuvo la población de raza negra o afroamericana más grande que la de cualquier otro estado del país”. En contraste, se registró un alza significativa en personas de origen hispano, como nunca antes en la historia nacional.
A pesar de la concentración mayoritaria de personas no-blancas, oleadas de ‘baby boomers’ tomaron las calles para deshacerse de los libros ‘más polémicos’ en el acervo de las bibliotecas escolares. En general, estas personas corresponden a la generación que nació entre 1946 y 1964, después de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque a nivel estatal se han promulgado políticas anticensura, según documenta NCBC, la represión cultural y social es tan fuerte, que las exigencias blancas se imponen:
“¿Por qué estamos sexualizando a nuestros preciados niños?”, se quejaba una madre de familia en una conferencia de prensa.
Esta mujer blanca da voz a millones de personas de su edad, quienes verdaderamente consideran un peligro abordar la violencia racial, sexual y de género que han vivido las minorías históricamente. El problema, sin embargo, no se limita a Texas. En Oklahoma y Tennessee se han visto reportes y quejas similares, según reporta The New York Times.
En contraste, los hijos de estas personas están respondiendo a la represión que quieren imponer sus padres. La comunidad millennial y centennial sí quiere tener acceso a esta información.
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Ante todo, la religión
Una de las profesoras de las escuelas afectadas considera que los padres de familia quieren quitar los libros de sexualidad “porque quieren mantener a sus hijos en una burbuja protegida, en las que sólo escuchen opiniones que ellos [sus padres] mismos representan”.
En contraste, los padres en Texas consideran que los libros son ‘vulgares’ e ‘inapropiados’ para los niños. Por ello, han encabezado el movimiento “Book Removal”, que pretende que los autores de estos tomos más ‘disidentes’ o controversiales no formen parte del acervo escolar.
En total, se tiene registro de 75 quejas formales. El gobernador republicano, Greg Abbot, apoya estas movilizaciones. Lo que es más: incluso, describió a estos libros como “pornográficos”, según la cobertura de CNN. Estas declaraciones frenan los intentos de oposición, para permitir más diversidad en la enseñanza estatal.
Los estudiantes sienten que sus opiniones sencillamente no están siendo escuchadas, y que la libertad de cátedra se está viendo severamente limitada. Más aún porque algunos de ellos pertenecen a la comunidad LGBTQ+: la educación que sus padres quieren darles ya no les representa:
“Como he luchado con mi propia identidad como persona queer, ha sido muy, muy importante para mí tener acceso a estos libros”, declaró una estudiante, a quien NBC News no nombra para evitar revelar su identidad. “Y estoy seguro de que es muy importante para otros niños queer. Deberías poder verte reflejado en la página”.
A pesar de la resistencia estudiantil, los boomeres texanos quieren que entre los pasillos de sus acervos públicos no exista debate sobre la historia racista inherente al Bible Belt, ni se abren discusiones sobre sexualidad. Para los más viejos, antes que nada, va la religión.
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