El 17 de junio de 1939, Eugèn Weidmann pasó a la historia por ser el último hombre ejecutado de manera pública en la guillotina.
Entre julio y noviembre de 1937, Francia comenzó a ser testigo de una serie de asesinatos que conmocionaron a la sociedad y preocuparon a la justicia. Los métodos eran siempre los mismos: ejecución por tiro en la nuca o estrangulamiento. En 1938 cayó el responsable de estas muertes: Eugèn Weidmann. Un año después, el 17 de junio de 1939 este personaje pasó a la historia por ser el último hombre ejecutado en la guillotina.

Quién fue Eugèn Weidmann
Weidmann nació en Fráncfort del Meno en la familia de un empresario exportador. Cuando la Primera Guerra Mundial estalló, sus padres decidieron mandarlo a vivir con sus abuelos; durante esta época empezó a robar. A los veinte años, cumplió cinco años de cárcel por robo.
Durante su estancia en la cárcel, Weidmann conoció a tres hombres que más tarde se convertirían en sus socios: Roger Million, Blanc y Fritz Frommer. Tras salir de la cárcel, decidieron trabajar juntos para secuestrar a los turistas que visitaban Francia. Para ello alquilaron una villa en Saint Cloud, cerca de París. Su primer intento de secuestro fracasó porque su víctima se resistió y tuvieron que dejarle marchar.
Las víctimas de Weidmann
Su segundo intento de secuestro fue un éxito: en este caso fue una bailarina neoyorquina de visita en Francia, Jean de Koven. Weidmann la mató y enterró en el jardín de la villa en julio de 1937. El grupo envió entonces a la amante de Million, Collette Tricot, a cobrar los cheques de viaje de Koven.
El 1 de septiembre del mismo año, Weidmann contrató a un chófer llamado Joseph Couffy para que le llevara a la Riviera francesa, donde le disparó en la nuca y le robó el coche.
El 17 de octubre de 1937, Million y Weidmann concertaron una reunión con un joven productor teatral, Roger LeBlond, prometiéndole invertir dinero en uno de sus espectáculos. En lugar de ello, Weidmann le disparó en la nuca y robó su cartera.
Más tarde, Weidmann asesinó a Raymond Lesobre, un agente inmobiliario que le estaba enseñando una casa, y le robó el coche y la cartera. Luego, el 3 de septiembre de 1937, nuestro personaje, con ayuda de con Million, atrajo a Janine Keller, una enfermera privada que sería su quinta y última víctima, a una cueva con una oferta de trabajo. Allí la mató y le robó sus pertenencias.

A estas alturas, Weidmann era un ladrón y un asesino consumado que ejercía a sangre fría. Sin embargo, nada era para siempre.
La policía acabó por rastrear a Weidmann hasta la villa a partir de una tarjeta de visita dejada en la oficina de Lesobre. Después de un tiroteo, lo detuvo. Entonces confesó todos sus asesinatos. Weidmann, Million, Blanc y Tricot fueron juzgados en marzo de 1939.
Weidmann y Million fueron condenados a muerte, mientras que Blanc fue condenado a 20 meses de cárcel y Tricot fue absuelto. La sentencia de Million fue posteriormente modificada a cadena perpetua.
El día de la ejecución de Eugèn Weidmann

La guillotina fue uno de los instrumentos de ejecución más usados en la Revolución Francesa, allá por el siglo XVIII. Saber que un hombre fue ejecutado con ella en pleno siglo XX, cuando ya existían otros modelos para dar muerte a un criminal, resulta curioso. Casi como viajar en el tiempo a un remoto pasado.
El día de la ejecución de Eugèn Weidmann, una buena cantidad de curiosos se dio cita a las afueras de una cárcel de Versalles para presenciar el espectáculo, al igual que un nutrido grupo de periodistas que tomaron fotografías del momento.
El 17 de junio de 1939, Weidmann fue decapitado frente a la prisión de Saint-Pierre en Versalles. El comportamiento de los espectadores fue tan escandaloso que el presidente francés Albert Lebrun prohibió todas las ejecuciones públicas futuras.
Las ejecuciones por guillotina se prohibieron al público hasta la última donde murió Hamida Djandoubi, el 10 de septiembre de 1977.
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