Considerada la quintaesencia de la pintura estadounidense, Gótico americano es una imagen poderosa que ha perdurado a través de numerosos tributos y sátiras dentro de la cultura popular anglosajona.
Una mañana de agosto de 1930 Grant Wood viajaba junto con sus amigos el artista John Sharp y Edward Rowan por los alrededores del pueblo de Eldon, estado de Iowa, cuando le llamó la atención una ventana colocada en una modesta casa, propiedad de la familia Dibble, al lado de la carretera.
El contraste entre la humilde construcción rural con aquel marco con diseño gótico que le daba cierto aire pretencioso, le llevó a reflexionar sobre la estética de lo mundano.
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En una entrevista llegaría a decir:
“Viajé 20 años por el mundo cazando elementos artísticos para pintar. Cuando estoy de regreso, lo primero que noto son los bordados en el delantal de cocina de mi madre…”

A sus 38 años, el también nativo de Iowa, quien resultaba un personaje amigable y excéntrico en su propio pueblo, pidió a su dentista de 62 años, Byron McKeeby, que le sirviera de modelo para representar a un granjero.
Aunque igual hizo a su madre, Hattie, para que participara como la esposa del mismo, Grant consideró que ella tendría que pasar mucho tiempo posando, por lo que sería un trabajo extenuante, razón por la cual cambió su decisión y el lugar fue ocupado por Nan, su propia hermana.
El broche que ella ostenta en el cuadro, sin embargo, pertenece a Hattie.
La obra, inspirada en composiciones de artistas como Pieter Brueghel el Viejo o el pintor flamenco del siglo XV Jan van Eyck, tuvo gran resonancia luego de que obtuviera la presea de bronce en un concurso organizado aquel año por el Instituto de Arte de Chicago, el cual la adquirió y por ello la imagen fue reproducida en numerosos periódicos y revistas.
Fue tal la popularidad que alcanzó Gótico americano, que numerosos aficionados visitaban a Wood en su propia casa para conversar con él, e incluso hubo quienes entraban en ella sin pedir permiso.
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Nombrado pintor emblemático de la corriente ‘regionalista’ de pintura estadounidense, el autor llegó a opinar sobre las múltiples interpretaciones que la obra tuvo en su momento:
“Hay sátira en ella, pero sólo tanto como la hay en cualquier obra realista. Éste es el tipo de gente que he conocido toda mi vida. Intenté representarlos lo más fiel posible, hacerlos más ellos mismos a como lo son en la vida real.”
Texto publicado en la edición de marzo de 2015 | Revista Muy Interesante México.
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