La guerra urbana es el campo de batalla del futuro. La experiencia de combate en Irak le ha llevado al mayor John Spencer a observar el cambio de paradigma que se lleva a cabo en la guerra moderna. De hecho se ha convertido en un estudioso de la guerra urbana, y está convencido de que las ciudades son el campo de batalla del futuro. No más ejércitos desplegados a lo largo de llanuras siguiendo tanques, sino en las calles y casas de barrios densamente poblados. Lo urgente, según aclara, es que el ejército de su país capacite correctamente a sus efectivos para aprender a hacer la guerra en este nuevo frente.
En 2007 dio inicio, de manera quizá irónica, la ‘Operación Paz’. Para ello el barrio de Tharwa, en el distrito de Ciudad Sadr, al norte de Bagdad (Irak), fue convertido en una fortaleza con grandes paredes de concreto; en 30 días, soldados del ejército de Estados Unidos colocaron alrededor de 3,000 paneles de concreto, hasta completar casi cinco kilómetros y conectarse con otras secciones de murallas previamente levantadas.
Su objetivo principal fue cercar Ciudad Sadr y servir de ‘filtro’ para evitar que se ‘colaran’ miembros de las milicias Jaysh al-Mahdi y grupos de operaciones especiales iraníes. La muralla restringió los movimientos de los milicianos, tanto para abastecerse como para dirigir ataques en otras partes de la ciudad con cohetes y morteros; fue una moderna operación de sitio donde el uso de la ingeniería civil fue un elemento clave.
“El concreto puede no ser sexy, pero es el arma más efectiva en el campo de batalla moderno”, John Spencer, mayor del ejército de Estados Unidos.
El subdirector del Instituto de Guerra Moderna en la Academia Militar de West Point, y exinstructor del cuerpo de Rangers con 23 años de experiencia en infantería, prestó servicio en Irak y conoció muy bien Ciudad Sadr. Ahora responde algunas preguntas a Muy Interesante México:
—¿De dónde obtuvo experiencia en combate urbano? ¿Recuerda el momento que cambió su perspectiva sobre los métodos modernos de combate?
—Fue durante mi segunda vuelta en Irak, en Bagdad, cuando la mayor parte del tiempo estuve involucrado en enfrentamientos urbanos. Llegamos a usar muchas paredes de concreto como elemento estratégico. La guerra urbana es dura, pero el uso de paredes de concreto prefabricadas como una especie de arma fue lo que me llevó a interesarme a estudiar de manera académica el tema.
—¿Cuál cree que fue la batalla que marcó la diferencia en la guerra urbana? ¿Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial?
—Fue un referente, aunque para mí actualmente no lo es. Se debe entender que al momento de comenzar aquella batalla 80% de la ciudad había sido destruida por la aviación alemana. Esto creó dificultades para los soldados porque todo estaba en ruinas. Fue una batalla masiva con cientos de miles de combatientes. No la utilizo como referencia en guerra urbana moderna.
Desde mi perspectiva fue la batalla de Fallujah (Irak) en 2004 la que marcó la diferencia. Fue una pelea dura en ambiente urbano, donde los militares tuvieron que dejar las tácticas convencionales ya que no podían permitirse arrasar con la ciudad y dejar desprotegidos a los civiles. La guerra tiene un objetivo político, y la gente es importante.
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—Vi en su línea de tiempo de Twitter las páginas de un libro que habla sobre la guerra en Chechenia. ¿Cuáles cree que fueron las lecciones que se pueden aprender de ese conflicto?
—Hay una frase famosa de un general de los marines: el futuro de la guerra urbana no son los hijos de Irak o del Golfo Pérsico –el cual se usaba como referencia para el combate moderno debido a la tecnología que se había usado en aquel conflicto para derrotar al ejército iraquí–, sino serán los nietos de Chechenia.
Creo que hay muchas lecciones de cómo los chechenos combatieron a los rusos. Pero aunque los guerrilleros no derrotaron al enemigo, ya que éste logró cumplir con éxito sus operaciones, aprendieron que con pequeños grupos de combatientes podían sacar ventaja del ambiente urbano para vencer en un primer enfrentamiento (en una primera batalla) a una fuerza militar mucho más numerosa que ellos.
Si nos queremos preparar, debemos comprender que el enemigo aprendió que al colocar una gran fuerza militar en el entramado urbano puedes sacarle ventaja porque no podrá utilizar toda su tecnología porque no pueden verte. Es una lección que se ha aprendido. Las fuerzas insurgentes o revolucionarias se han trasladado de las montañas y la jungla, donde solían protegerse, a un área citadina, donde las masas de gente e infraestructura urbana les brindan la protección que antes obtenían de los accidentes del terreno y la vegetación.

—¿Se puede aprender de los equipos SWAT o similares?
—Los equipos SWAT tienen misiones muy limitadas. Ellos buscan a una persona en específico y conocen de antemano su ubicación. Los militares pueden aprender de ellos en ciertas situaciones, e incluso de otros departamentos, como los bomberos, quienes te dirán algunas maneras de derribar puertas. Pero los militares pueden aprender no tanto de los cuerpos especializados como de los policías de a pie.
Ellos son quienes saben cómo brindar seguridad a una gran área con fuerzas limitadas. El ejército así puede aprender cómo realizar tareas de vigilancia, seguridad y ayuda humanitaria con efectividad.
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—¿Qué opina del uso del ejército para tareas que son propias de la policía?
—La seguridad es la necesidad prioritaria, la gente necesita sentirse segura. Sea crimen o terrorismo, la gente quiere acudir a las fuerzas de seguridad. La policía lo puede hacer muy bien dependiendo del tipo de ciudad en el que te encuentres.
Pero a veces se acude a los militares sólo porque tienen más personal disponible, sin embargo no están entrenados para servir como policías. No están entrenados para aplicar la ley como la policía. No puedes ponerlos juntos porque tienen un entrenamiento diferente, una forma de pensar diferente.
—¿Cree que las tácticas de guerra urbana en otras partes del mundo pueden aplicarse en cualquier conflicto moderno?
—Cada conflicto es distinto, cada ciudad es diferente. Existen cotos de poder: barrios, pandillas, gente influyente, la complejidad es grande. Las ciudades son entes vivos, orgánicos, están vivas, se debe estudiar sus flujos y fuentes de poder. Como militares debemos estar preparados para cualquier ambiente, estudiar el problema, el ambiente específico, según sea el caso.
—¿Cuál ha sido la situación más difícil a la que se ha enfrentado?
—Entre otras, una situación en Irak en 2008, cuando nos llamaron porque había la posibilidad de que hubiera una bomba. Pero ésta se encontraba localizada en un lugar con una gran cantidad de gente rezando, un oficio religioso. ¿Cómo detienes los rezos con tal cantidad de gente todo por la sospecha de una bomba que puede herir a tantos? Fue una mala noche, porque teníamos que controlar a la multitud y encontrar la bomba. Aunque salvamos a muchos, la bomba explotó, aquello no terminó bien.
Además de ser subdirector del Instituto de Guerra Moderna en la Academia Militar de West Point de EUA, el mayor John Spencer es también uno de los autores incluidos en el libro
La estrategia contraataca: Cómo Star Wars explica los conflictos militares modernos.
Nota del editor: Esta entrevista forma parte del artículo de portada de nuestra edición de Junio de Muy Interesante.

