A lo largo de la historia del celuloide, la figura de la madre o de la mamás en el cine ha sido tratada desde distintos puntos de vista, y temas afines a la maternidad los hay en cientos de películas. Aquí vamos a tratar cómo era la figura de la mamá en el cine de antaño y en el actual. Por Olivier Fuentes
Cuando se habla de mamás en filmes, la primera imagen que nos viene a la mente es la de la típica progenitora de los años 50: ama de casa con un amplio delantal de flores que dedica su día a cuidar de los hijos y a procurar que la casa sea digna de recibir al proveedor del hogar cuando llegue de la oficina. Los mejores ejemplos de estas madres los encontramos en producciones como It’s a Wonderful Life (1946), Meet Me in St. Louis (1944), A Tree Grows in Brooklyn (1945), Mildred Pierce (1945), y I Remember Mama (1948), entre otras.
La lucha de las mamás en el cine
En It’s a Wonderful Life, Mary Hatch (Donna Reed) rehúye los sueños de grandeza. No quiere una vida cosmopolita junto a un magnate, sino que, ya conquistado el hombre que amaba desde la infancia, George Bailey (James Stewart), lo único que quiere es vivir a su lado en el pueblito perdido de Bedford Falls. Después de varios años de ver por su casa y por sus hijos, Mary logra movilizar a todo el pueblo para ayudar a George, quien ha caído en un desastre financiero. Mary es digna nuera de la señora Bailey (Beulah Bondi), madre de George y otra figura maternal tradicional que vemos en la misma cinta.
Dorothy McGuire interpreta a la abnegada madre de la familia Nolan en A Tree Grows in Brooklyn, quien debe permanecer de pie como el árbol del título ante los avatares que sufre su familia inmigrante de clase trabajadora a principios del siglo pasado, sobre todo debido al alcoholismo del marido y a la mala influencia que su hermana mayor, la tía Sissie, ejerce sobre los hijos.
Hacia el matriarcado
Irene Dunne tuvo una nominación al Óscar por Mejor actriz por el sabio matriarcado que ejerce su personaje en I Remember Mama, filme que muestra, a través de varias viñetas, la vida de una familia de inmigrantes en San Francisco en la segunda década del siglo XX.
Aunque hechas en los años 40 y 50, pareciera que las madres tradicionales son reliquias de principios del siglo pasado, ya que en los ejemplos aquí dados la acción transcurría a inicios del siglo XX; excepto It’s a Wonderful Life. Quizá la mejor muestra de que ya entonces dejaba de haber madres tradicionales en ese sentido fue el filme noir Mildred Pierce, en donde Joan Crawford interpreta a una madre que hace de todo por subir escalafones sociales con tal de tener contenta a su malcriada hija, al grado tal de absorber la culpa por un crimen.
Mamás en los 80
Tras el atisbo de Mildred Pierce, las madres notables del cine lo serán en medio de familias no tradicionales y en ocasiones, por completo resquebrajadas. A veces esas rupturas podrán componerse, como en La fuerza del cariño (1983), pero siempre a través de altas y bajas en la relación o de francos enfrentamientos. Pero antes de entrar de lleno a las madres no convencionales contemporáneas, hay una excepción en ese panorama, y sería el personaje de Sally Field en Magnolias de acero (1989), M’Lynn Eatenton.
Seis mujeres diferentes y especiales
El filme gira alrededor de un grupo de amigas cuyas vidas transcurren en un idílico pueblito de Luisiana. La boda de Shelby (Julia Roberts), hija de M’Lynn, es el detonante para mostrar cómo estas amigas permanecen unidas y se sacan adelante una a la otra a través de charlas, chismes y muy agudos diálogos, cortesía de Robert Harling, autor del guion del filme y de la obra de teatro en que está basado. M’Lynn pertenece a una familia tradicional, además de Shelby tiene a otros dos hijos adolescentes y la cinta hace hincapié en que es una madre dedicada a su hogar y a sus hijos. Sin embargo, la mala salud de Shelby provoca que tiempo después del matrimonio esté necesitada de un riñón tras haber dado a luz.
Es la misma M’Lynn la donadora, pero tiempo después, Shelby muere. Tras su funeral, lo que parecería un momento triste es superado por los agudos comentarios de las amigas y se transforma en el momento de catarsis para M’Lynn, quien estalla en un conmovedor monólogo que encierra la esencia de la maternidad que llevaba el personaje a cuestas. M ́Lynn se convierte así en la muestra de lo que es una verdadera magnolia de acero y la película, aunque no tenía como tema central la maternidad sino la amistad, pasa a la historia como una trama que debe verse cada vez que se toque el tema de las madres.
Mamás de hoy
Una muestra muy ligera de las madres no convencionales del cine actual lo tenemos en el pequeño catálogo que es Día de las madres (2016), de Garry Marshall. El filme muestra una serie de historias entrecruzadas en Atlanta (EUA) donde los protagonistas se encaminan a celebrar el Día de las Madres, que se encuentra ya cerca: por un lado está Sandy (Jennifer Aniston), una divorciada que lidia con la nueva madrastra (mucho más joven que ella) de sus dos hijos; Jesse y Gabi reciben la visita sorpresa de su difícil madre, a quien tendrán que decirle que una está casada con un hombre de origen hindú, mientras que la otra es lesbiana.
Por otra parte, Miranda Collins (Julia Roberts) se ha dedicado a su carrera en los medios y dice no tener hijos, aunque sí tiene a una hija, Kristin, quien está decidida a conocer a su madre, que la dio en adopción años atrás. Por otro lado, Bradley (Jason Sudeikis) que cumple un año de viudez, tiene problemas para lidiar con sus dos hijas.
Ninguna de las madres pertenece a una familia “tradicional”, y el filme pretende mostrar las distintas caras de la maternidad. Por desgracia, el libreto nunca consigue despegar. Ninguna de las historias logra formar empatía con el público y la película termina por no ser ni drama ni comedia. Las distintas mamás sólo son tratadas de manera muy ligera y no hay profundización en ninguna de las anécdotas que se ofrecen.
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Madres extremas
Los últimos tiempos nos han llevado a personajes con tan fuerte maternidad que serán madres aunque tengan que tomar a otras personas como sus hijos. El personaje de Cecilia Roth en Todo sobre mi madre, Manuela, decide buscar al padre de su hijo después de que éste muere en un accidente sólo para escupirle que ambos tuvieron un hijo. Pero en el camino conoce a Rosa (Penélope Cruz), una mujer embarazada infectada de sida. La familia de Rosa no puede hacerse cargo del niño y es Manuela quien lo adopta después de que su amiga muere.
En Barreras, la vida de una familia de clase trabajadora en los años 50 es dura, sobre todo si se tienen que soportar los desplantes de machismo del padre, Troy Maxson (Denzel Washington); su última fechoría: embarazar a una joven compañera del trabajo que muere al dar a luz. En el colmo de la desfachatez, Troy le suelta como bomba a su mujer (Viola Davis) la situación y le pide que se haga cargo de la niña. Ella acepta con harto estoicismo y temple, y le espeta que la niña habrá ganado una madre, pero que él se acaba de quedar sin mujer. Y ella lo cumple hasta el momento de la muerte del retorcido patriarca.
El sufrimiento que valió un Oscar
Otra madre que probablemente no habrá hecho un buen trabajo criando a su hija (lo cual se ve a lo largo de flashbacks), pero hará lo que sea con tal de encontrar al asesino de ésta, se ve en Tres anuncios por un crimen, donde el personaje de Frances McDormand entrará en abierto y rudo conflicto contra las autoridades de su pueblo, a las cuales considera demasiado laxas en cuanto a la búsqueda del asesino.
Aunque todavía quedan madres de familias tradicionales en el cine, tal parece que son aquellas que están en medio de familias resquebrajadas o inusuales las que más sobresalen en la memoria colectiva. En el cine… madres hay muchas.
Texto: Revista Muy Interesante México/edición Mayo 2019
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