Una serie de acusaciones a la carrera política de James Web han puesto en tela de juicio el nombre que lleva el sucesor del telescopio espacial Hubble.
Durante la década de los 60, James Webb estuvo al frente de la NASA. El mandatario tenía en la mira explotar un proyecto en específico: el programa Apolo, que posicionaría a Estados Unidos al frente de la carrera espacial. En medio de la Guerra Fría, esto le daría una ventaja considerable al país sobre los soviéticos, que ya tenían sus propios logros en términos de la exploración espacial.
Su paso por la NASA ha sido reconocido como uno de los más notables entre otros mandatarios que han ocupado el mismo puesto. Por esta razón, se decidió nombrar al sucesor del telescopio Hubble en su honor. Por debajo del agua, sin embargo, Webb tenía otra agenda menos lúcida. Durante su administración, entre 1961 y 1968, persiguió a la comunidad LGBTQ+ hasta las últimas consecuencias.
Una decisión consciente

En medio de la crisis pandémica, la NASA está pensando en cambiar el nombre del sucesor del Hubble. En términos discursivos, no es políticamente correcto que el nombre de un administrador abiertamente homófobo se celebre con un honor así de grande. Al respecto, Paul Hertz, jefe de la división de astrofísica de la institución, destacó lo siguiente en un comunicado:
“Debemos tomar una decisión consciente”, expresó el experto. “Debemos ser transparentes con la comunidad y con el público en cuanto a la justificación de cualquier decisión que tomemos”.
Por esta razón, se está considerando cambiar el nombre del telescopio. A pesar de que hay quienes alegan que James Webb persiguió a gays y lesbianas durante su trayectoria profesional, todavía no existe evidencia suficiente que sustente estas acusaciones. Por esta razón, se está reteniendo la toma de decisión final hasta que la agencia finalice el proceso de investigación interna.
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1,250 firmas en contra de James Webb

En total, el nuevo artefacto que mirará al pasado má remoto del Universo como ningún otro objeto costará 8.8 mil millones de dólares, según Nature. Si la agenda lo permite, se lanzará a finales de 2021. Al interior de la NASA, sin embargo, el hecho de que un dispositivo así de costoso ingrese al espacio exterior con el nombre de alguien que promulgó valores de intolerancia a la diversidad sencillamente no es admisible.
Por esta razón, diversos científicos que trabajan para la agencia lanzaron una petición para cambiar el nombre del telescopio. Hasta ahora, se han reunido 1,250 firmas de profesionales que se dedicarán a la observación con el dispositivo. De manera paralela, se está trabajando con un historiador ajeno a la NASA para revisar los documentos políticos y el archivo de James Webb.
El experto analizará las acciones registradas de Webb a lo largo de su paso por varios puestos en el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, considerará también su accionar público hasta su muerte, en 1992. Aunque la pandemia por COVID-19 ha ralentizado el proceso, la investigación sigue en marcha. Una vez terminada, la NASA decidirá qué hacer. Mientras tanto, el nombre del telescopio está en un limbo de corrección política y retazos de intolerancia histórica.
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