La pandemia modificó cómo vivimos las relaciones en pareja y el sexo, debido a los encierros obligatorios. ¿Es un cambio definitivo? Esto es lo que sabemos.
Emily Jamea es terapeuta sexual en Houston, Texas. Antes del estallido de la pandemia por COVID-19, atendía a pacientes que querían resolver asuntos en pareja —no sólo relativos al sexo. Uno de los comportamientos que más le llamaban la atención era que, en general, las personas se ‘sobrecargaban’ con planes, citas y compromisos sociales, con poco tiempo para estar en casa. En marzo de 2020, esta tendencia se detuvo en seco.
“Inicialmente, la pandemia le dio a la gente la oportunidad de… reconectarse de una manera que tal vez antes solo podían hacer durante las vacaciones”, explica la experta a la BBC.
La reconexión, sin embargo, se llevó a cabo por las plataformas digitales. Durante los meses de encierro más crudo, las personas aumentaron su actividad en línea: redes sociales, plataformas de citas y conferencias laborales en línea protagonizaron la interacción social humana durante meses.
Aunque apenas nos espasmo reintegrando al exterior, los estragos del encierro durante la pandemia se siguen manifestando en cómo vivimos la intimidad y el sexo. Más que anda, escribe la corresponsal Jessica Klein, porque “los encierros inducidos por la pandemia crearon una atmósfera de incertidumbre y miedo” en la población del mundo. Éstas son las consecuencias a nivel sexual, emocional y psicológico.
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Intimidad, sexo y pandemia

Los coqueteos por redes sociales y el cortejo por medio de aplicaciones de citas afloraron durante la pandemia. Aunque no muchas de estas conexiones pasaron al ámbito presencial, la manera en la que vivimos el sexo y la intimidad se modificó desde 2020. Mientras las parejas disfrutaron de un ‘boost’, como lo describe Klein, en su actividad sexual durante los primeros meses de pandemia, otras personas tuvieron que sortear la soledad como pudieron.
Este patrón evolucionó, así como las variantes de COVID-19, hacia otros horizontes. Cuando la ‘luna de miel’ llegó a su fin, las partes menos felices de vivir con alguien más afloraron. Especialmente en el caso de parejas adultas, que compartieron espacios que antes no tenían en pareja. El trabajo en casa, por ejemplo, puso una carga más de estrés en las personas, mientras se ajustaban a la vida pandémica.
“A medida que las personas informaron un aumento de los factores estresantes relacionados con la pandemia, también informaron una disminución del deseo sexual por sus parejas”, observa Rhonda Balzarini, psicóloga social y profesora asistente en la Universidad Estatal de Texas.
La conclusión vino de un estudio realizado en la población mayor de edad de 57 países diferentes. A partir de la investigación, los científicos se dieron cuenta de que el estrés, la depresión y el deseo sexual están íntimamente relacionados. Esto no significa que el estrés pandémico en sí mismo produzca depresión.
Sin embargo, conforme se fue prolongando más, empezó a generar un ambiente de cansancio generalizado en casa. Ante el agotamiento, la actividad sexual de las personas empezó a bajar. Balzarini atribuye esto al exceso de tiempo en pareja que impuso la pandemia y el encierro.
Necesitamos un nuevo tipo de distanciamiento social

Según Balzarini, lo que la humanidad necesita urgentemente es un replanteamiento de la distancia social. Para que las parejas reactiven el deseo y las ganas de tener sexo, es fundamental que encuentren espacios de descanso. La interacción se volvió tan intensa durante tantos meses, explica la psicóloga, que “se perdió parte del misterio” necesario para disfrutar a nivel íntimo.
En el otro extremo, hubieron personas que sencillamente encontraron más fácil tener sexo en línea que llevar a cabo relaciones sexuales en persona. Algunos por miedo al contagio; otros, por miedo a los demás. Lo que realmente preocupa a Balzarini y su equipo es que los efectos sean demasiado prolongados, de manera que el sexo haya cambiado para siempre a raíz de la pandemia de COVID-19.
Por su parte, Jamea es más optimista. “La gente está empezando a volver a su antigua rutina”, explica la sexóloga. Con ello, ella espera, las relaciones interpersonales podrán regresar a como eran antes de la crisis sanitaria. Con ello, también, podríamos regresar al disfrute sexual que se perdió entre los encierros, la soledad, y el exceso de contacto con nuestros seres queridos.
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