En la Inglaterra del siglo XVII se popularizó la historia de un tambor poseído por un espíritu maligno. Todo comenzó en Tedworth, Hampshire, Reino Unido, en marzo de 1661. John Mompesson, magistrado de la región sur de esa población, dispuso que fuera arrestado un músico vagabundo llamado William Drury, a quien se le confiscó su instrumento, un tambor militar, como castigo a su presunto delito de falsificación de documentos.
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Sin rastro y sin tambor
Por falta de pruebas Drury fue liberado a las pocas horas. Pero no le devolvieron el tambor, con la excusa de conservarlo en prenda en tanto se aclaraban las cosas. Poco después Drury desapareció sin dejar huella.
El tambor fue confiscado y guardado por Mompesson. Al regresar el 4 de mayo de una visita a Londres a su casa en la aldea de Tedworth en Wiltshire su esposa la comunicó se durante su ausencia habían ocurrido cosas muy extrañas.
Desde la primera noche comenzaron a ocurrir fenómenos muy extraños relacionados con el tambor, los cuales se acentuaron en las semanas siguientes.
El instrumento hacía sonar los ritmos y melodías de varias canciones populares de la época. Los niños acostados en la cama se elevaban por los aires, una Biblia quedó reducida a cenizas, extrañas luces brillaban alrededor de la casa y se percibía un olor muy desagradable que recordaba al azufre. Una mañana, uno de los caballos de la casa amaneció muerto con una de sus patas traseras dentro del hocico.
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Visitas en casa
A medida que se difundían varios informes con los testimonios de las personas, los Mompessons comenzaron a recibir visitas de extraños que esperaban presenciar el fenómeno, con resultados mixtos. Uno fue el arquitecto Sir Christopher Wren, cuya experiencia se describió de la siguiente manera:
“No podía ver cosas extrañas, pero a veces escuchaba un tambor: rara vez tocaba después de las 12 de la noche o antes de las 6 de la mañana”.
A la distancia
Transcurridos dos años de los hechos, William Drury fue arrestado en Gloucester por robo y el juez lo interrogó sobre lo que estaba pasando con su tambor. El músico reconoció que, a la distancia, estaba molestando al juez como castigo por haberle quitado su instrumento.
Drury fue juzgado por brujería y deportado a una colonia penal.
El caso fue notable por haber sido investigado por Joseph Glanvill, miembro de la recién creada Royal Society y escritor de Sadducismus Triumphatus, lo que lo convierte en uno de los primeros episodios inquietantes en recibir un examen serio.

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